EL VALOR DE LA CRÓNICA Y LAS VOCES DEL DEPORTE MEXICANO.

POR JAVIER SOLÓRZANO

Javier Solórzano Es Una De Las Presencias Más Queridas De Los Medios Mexicanos, Con Una Notable Trayectoria En Los Medios Públicos Y En La Prensa Mexicana.

La crónica deportiva es, por encima de todo, la explicación de los hechos que se suscitan en un terreno deportivo, pero también lleva implícito algo que es muy importante: el juego, el goce. Y al estar el juego y el goce de por medio, es fundamental que en la descripción el cronista lleve la narración al público de una manera verdaderamente divertida, amable y juguetona. No es lo mismo una crónica de “fulano se la da a perengano” , que todo este rejuego del lenguaje. Esto es muy mexicano, muy latino, no es tan europeo. En las crónicas europeas —de los ingleses, franceses o de los españoles mismos—, la narración incluye explicaciones muy técnicas. Entonces, qué es el juego sino el juego, es un proceso de fiesta, es un proceso de diversión, es todo eso junto. Ahora vivimos un proceso de transición, y es que el gran desarrollo tecnológico ha ido mermando mucho a la imaginación.

En mi infancia, la única manera que había de saber qué pasaba en el futbol era escucharlo, no había televisión y si la había era muy primitivo todo el asunto. Alcancé a tener la capacidad de imaginar lo que pasaba y no sé si pasaba como me lo contaban pero yo lo imaginaba en mi cabeza. Recuerdo, por ejemplo, en el año de 1957, 1958, a un extraordinario narrador de Guadalajara, se llamaba Susanito Santos Flores. Él narraba el futbol y lo narraba y tu lo veías, era capaz de emocionarte aunque no pasara nada.

Pero también hubo muchos otros, no en el futbol: El Rápido, Oscar Esquivel, narraba el beisbol de una manera monumental. Guardo en mi memoria una narración de un partido en el Parque del Seguro Social: “La pelota se va, se va, se va, huye como cobarde, llega al Viaducto, alcanza Tlalpan y ya la vemos rumbo al Zócalo”. Eso fue en el Parque del Seguro Social sobre Viaducto. Vi cosas maravillosas.

El que fue una especie de parámetro para todos, porque tenía una capacidad de uso del lenguaje excepcional, fue Ángel Fernández, que no era necesariamente en futbol porque empezó en otras cosas. Él era capaz de decir frases como: “Toño de la Torre cruza la media cancha, ¡estoy viendo a Rodrigo Díaz de Vivar! —entonces tú decías: ‘Ese es el Cid, cabrón’—, ¡Es que así va Toño: como el Cid con la pelota!” Todo eso se convirtió en una maravilla.

Ahora hay tantas cosas por ver por parte del aficionado que la imaginación está pasando a segundo plano. Lo que ha sucedido es que hace muchos años tuvimos sobretodo una generación de cronistas muy cultos y eso ayudó mucho. Hoy no necesariamente son muy cultos, aunque hay algunos que sin duda lo son: José Ramón, Roberto Gómez Junco y Christian Martinoli, por ejemplo, que es un hombre muy culto, sabe decirte cosas en las cuales tú entras en los terrenos de la imaginación. Pero hoy estamos en otra etapa: un futbolista que deja de jugar quiere ser comentarista, un árbitro que deja de ser árbitro quiere ser comentarista. Entonces el juego se convierte más en la explicación del juego que en la imaginación que puedes crear sobre el juego.

SUSCRÍBETE A NUESTRO NEWSLETTER

Mantente actualizado y recibe las últimas noticias sobre Voces del Deporte Mexicano