VOCES DEL DEPORTE

POR PÁVEL GRANADOS

Escritor Por Las Noches Y Director General De La Fonoteca Nacional Durante El Día, Pável Granados Es Un Amante De Las Letras Y Melómano Declarado. Ha Publicado Más De Un Centenar De Artículos Sobre Literatura Y Cultura Popular En Revistas Y Suplementos Culturales Del País Desde 1993 Y Es Autor De Varios Libros.

Ciertas voces, ciertos locutores, me devuelven a las sobremesas familiares, a las eternas discusiones en que mi abuelo analizaba el juego de futbol y a los domingos, ¡domingo al fin!, en que salíamos a su pueblo, previa compra del ¡Esto! en inconfundible color sepia. Bueno, es un cuadro nostálgico, pero es que nunca he ido a una celebración multitudinaria en el Ángel de la Independencia. Multitudes azuzadas por locutores que se vuelven voceros de un triunfo. O bien, tienen funciones de psicoanalistas de masas cuando hay una derrota. Entonces, consuelan, explican, analizan la marcha del deporte mexicano, ponen el dedo en la llaga, hacen recomendaciones para que en la siguiente emisión de este evento los resultados sean mejores.

Qué lástima que muchas de esas voces se hayan perdido. Todo parece más duradero de lo que es, pero de pronto algo nos hace percibir lo que ya no existe. Los cronistas deportivos tienen varias funciones: le dan un sentimiento narrativo a las acciones que no tenemos frente a nuestros ojos o las interpretan en el caso de que las tengamos, pero no logremos descifrarlas del todo; encuentran todas las implicaciones de un acto (de un gol, de un golpe, de una llave, de un strike). Manejan el tiempo narrativo y nos dicen cuándo el tiempo se detiene y cuándo se hace más rápido. Pero sobre todo, nos acompañan por años. Se vuelven la referencia más inmediata, el personaje que nos da el resumen de esta eterna rueda de la fortuna que son los torneos y los campeonatos. A veces, alguien está abajo, ya estará arriba. O quién sabe... hay quien nunca puede subir. Y hay deportistas que precisamente por eso son queridos: porque el público apoya también en el fracaso. Hay una narrativa de lo que pasa tumultuariamente: esa voz de la tribu es el cronista deportivo.

Pues bien: merecen un elogio. Escucharlos equivale a darle movimiento a una época, las fotografías que vemos de los años 50 toman vida. Los camiones de esas imágenes comienzan a moverse, aquellos que toman café en ese restaurante de pronto se emocionan. ¡Qué bueno es el Toluco López! Qué tristeza cuando pierde, lo bueno es que eso casi no ocurre. Los ídolos han sido deshebrados por los analistas deportivos, sociólogos y filósofos. Sus vidas han aparecido en películas y con ellos se han extraído consideraciones acerca de nuestro carácter. Como en Campeón sin corona (1946), de Alejandro Galindo, en donde David Silva interpreta al Kid Terranova, promesa del boxeo mexicano... hasta que contiende contra un extranjero.

Entonces, se convierte en la encarnación del Complejo de Inferioridad del Mexicano. Y eso que Octavio Paz ni había escrito El laberinto de la soledad. No obstante, pareciera que Kid Terranova (el personaje fílmico inspirado en Rodolfo el Chango Casanova) ya lo había leído. Kid Terranova sube al ring, la gente lo aplaude, comienza la pelea. Mientras tanto, allá lejos, en la vecindad, su novia Lupita (Amanda del Llano) escucha la transmisión por radio, narrada por el Mago Septién. Así que no le hace falta nada: todo lo mira gracias a la voz del Mago, quien transmite la emoción.

Transmitir la emoción: el cronista es una especie de pararrayos de la emoción, la cual capta y luego transmite por radio y televisión. Incluso, la crea. Pues muchas veces el cronista imagina lo que narra.

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