GRANDES MAESTROS

EDUARDO TRELLES

SU LABOR EN LAS TRANSMISIONES DE FUTBOL ES SER AQUEL QUE INTERVIENE EN LA NARRACIÓN CUANDO SE PRESENTA UNA CALMA O UN TRÁNSITO SOSEGADO DE LA PELOTA PARA DEJAR UNA OBSERVACIÓN.

«El apellido Trelles para mí significaba una navaja de dos filos: me abrió puertas, pero al mismo tiempo –ya ingresando al medio– te genera una mayor presión, que fue lo que me dijeron en Televisa, y te ves obligado a demostrar de inmediato tu capacidad porque en tu apellido hay un conocimiento intrínseco».

Eduardo Trelles Noriega es de cuna futbolera. El futbol es el signo que distingue su apellido. Su padre fue un futbolista, pero sobre todo fue un técnico de futbol legendario, considerado unánimemente el más grande de la historia de México. Don Ignacio Trelles dirigió una cantidad ingente de partidos de Primera División: más de mil con diferentes clubes, a varios de los cuales hizo campeones en repetidas veces. Dirigió también a la Selección Mexicana en diversos cotejos, incluidas Copas Mundiales. Cuando se habla de técnicos del pasado, la figura de Nacho Trelles emerge sin rival. Su hijo, Eduardo Trelles, lo define de una forma magistral: «Mi padre, más que ser parte de la historia del futbol mexicano, es la historia misma»....

“S I H A B L A M O S D E UN E S T I L O C R E O , Y E S P E R O N O E Q U I V O C A R M E, QUE E L E S T I L O F U E P R O P I O, S E M E F U E DANDO, NUNCA T R A T É DE I M I T A R A N A D I E .”

Tener un padre con ese palmarés, una figura del deporte nacional, uno de esos individuos que merecen bustos de bronce, de los que todos recuerdan anécdotas y que muchos admiran, puede llegar a ser abrumador. Claro que tiene sus ventajas, pero también puede representar un continuo reto. Saber convertir una carga, la sombra de su padre, en un manto, es algo que Eduardo Trelles ha sabido llevar a cabo. Siempre lo vio como un modelo a seguir, de joven también quiso probar suerte en el deporte de su padre, seguir sus pasos. «Intenté jugar futbol, como muchos en México, y recuerdo aquella frase de mi padre que me dijo: “Te falta hambre, tienes condiciones pero no tienes el hambre que se necesita para llegar y te va a costar trabajo”. Aunque sí jugué futbol, lo dejé de lado. Llegué a ser reserva del América en la década de los setentas, José Antonio Roca me llamó un día que me vio para jugar ahí».

“El apellido Trelles para mí significaba una navaja de dos filos: me abrió puertas, pero al mismo tiempo ya ingresando al medio te genera una mayor presión y te ves obligado a demostrar de inmediato tu capacidad porque en tu apellido hay un conocimiento intrínseco”. permanecer vinculado al deporte que tanto le gusta y se orientó hacia los medios de comunicación. «La mayor influencia para dedicarme a los medios de comunicación fue mi padre, buscaba yo dos cosas, lo recuerdo perfectamente bien y se lo comenté a él en su momento siendo hijo de familia: buscaba permanecer ligado de alguna manera al futbol y, por otro lado, viajar porque desde que era niño y adolescente viajaba mucho y me di cuenta de la importancia que esto tenía, cómo te enriquece la vida viajar».

De manera circunstancial, llega su primera oportunidad para participar en un periódico: «Pasó ese episodio y circunstancialmente, jugando en un equipo amateur, un día vi que El Heraldo de México organizaba un torneo de los barrios, jugué un partido y como hijo de Nacho Trelles se publicó lo que yo hacía en la cancha. Cuando acabó el torneo, don Raúl Sánchez Hidalgo, director del diario deportivo El Heraldo, me invitó a trabajar como periodista. Me interesó y empecé en la prensa escrita, en los medios de comunicación. Con el paso del tiempo me di cuenta lo valioso que fue empezar como se dice “desde abajo”, “a golpe de tecla y olor de la tinta”. Me decían Jacobo Zabludovsky y Guillermo Ochoa, el periodista, que es una base fundamental si pretendes crecer y mantenerte, que es lo más difícil».

Como periodista principiante, además hijo de Nacho Trelles, generaba dudas sobre su capacidad. Tenían contra él un prejuicio que le obligó a hacerse valer, a demostrar que más allá de genealogías, poseía talento para analizar el futbol y que sus opiniones podían prevalecer por su buena fundamentación. Poco a poco, cimentó una reputación en la prensa escrita, en la que trabajó por tres años. Ahí aprendió que un buen periodista deportivo debe aportar un punto de vista sobre lo que sucede en las canchas. Durante esos años Eduardo Trelles ya ambicionaba su futuro: «siempre tuve en la mente mi objetivo, que era la TV, viajar y proyectarme». En 1975 ingresó a Televisa Radio donde aprendió nuevas capacidades: a recrear con precisión lo que ocurre en el campo de juego, a describir las situaciones acontecidas, a cautivar la imaginación de los escuchas, a entretener a quienes realizan sus labores cotidianas o pasan horas interminables para superar el tráfico y a aportar un análisis inteligente. Posteriormente, también condujo el programa Espacio deportivo para Grupo Acir, a lado de Antonio de Valdés, que duró doce años en la radio. También ha laborado en otras estaciones como 730 de AM. En 1980 comenzó en el mundo en que se le conoce con mayor popularidad: las transmisiones televisivas.

«En 1980, ingresamos Toño de Valdés y yo a Televisa, ahí empecé realmente, pero mi base es como periodista. En la actualidad se llama “comunicador”, cambia el nombre pero es la comunicación lo que ejerces. De Televisa a la fecha he tenido tres etapas: la primera como reportero en 24 Horas, que fueron cerca de siete años donde conocí a fondo a Jacobo Zabludovsky, a Abraham Zabludovsky, Ricardo Rocha, gente de esa época, Lolita Ayala inclusive; en forma paralela ya fungía como comentarista en radio y televisión; y relativamente pronto, se me dio la oportunidad de llegar a mi primer Mundial de futbol, te hablo de 1982 en España. De hecho, con el Mundial de Rusia ya son 10 mundiales de futbol que cubro de manera consecutiva y ha sido consecuencia básicamente de que me gusta lo que hago».

Participar con Jacobo Zabludovsky en 24 Horas, el noticiero de mayor audiencia, le permitió terminar de formarse como periodista deportivo y ganarse un puesto en posteriores noticieros como Hoy mismo, de Guillermo Ochoa y Contacto Directo, con Ricardo Rocha. Además, ha escrito en diarios como Esto, Excélsior y Novedades. De esos primeros años en la televisión Eduardo Trelles recuerda los consejos que le dio Zabludovsky:

«En alguna ocasión llegué a presentarle a Jacobo Zabludovsky lo que llevaba para la sección de deportes que me tocaba darle ese día y en confianza le pregunté: —Oiga licenciado, usted ya no se pone nervioso, ¿verdad? —Sí. —¿Cómo? Con veinte años ante las cámaras, ya reconocido, ¿siente nervio? —Sí, de hecho el que no sienta nervio frente a una cámara puede fracasar porque los nervios que experimento son sinónimo de una alerta y estar alerta es estar concentrado completamente en lo que vas a hacer y lo que vas a decir ante las cámaras, en eso radica el nerviosismo, espero que tú lo tengas toda la vida porque eso te va a ayudar. No el nerviosismo que te hace titubear sino el que te pone alerta, el que te concentra en lo que vas a hacer».

Con una trayectoria como la suya, en la que ha cubierto diez Copas Mundiales de futbol, varias Copas América, Copas de Oro, Eurocopas y otros eventos a nivel internacional, particularmente de futbol, que es el deporte en el cual se ha especializado, Eduardo Trelles vive su labor como algo a veces contrastante pero divertido. «Hay una parte de sacrificio para todos aquellos que se dedican a medios de comunicación, aquí no hay puentes, aquí se trabaja todos los días, no hay horarios, te puede tocar a las 9 a.m., a las 10 p.m. o como me pasó en Corea-Japón o en Arabia Saudita o Sudáfrica y ahora en Rusia: trabajar a las 3 o 4 de la mañana atendiendo el horario de televisión para México. Todo eso lo vas superando porque es parte de tu actividad y lo disfrutas y lo haces, y cuando lo disfrutas lo haces bien.

»Más allá de pensar en cuánto vas a ganar, es qué tanto te gusta lo que haces, porque en la vida no importa a qué te dedicas, todo termina por ser una rutina. Todo. Lo importante radica en que esa rutina te guste, te llene y aunque sea rutinaria lo vas a disfrutar día con día, y si de eso vives pues estás del otro lado. Parece mentira pero cada transmisión en la que participo es una historia nueva, podrás participar en diez o quince clásicos partidos de futbol, ya sea en nivel nacional o internacional, en un Mundial, en un Argentina-Brasil, es una historia nueva, una distinta».

En cuanto a su estilo, Eduardo Trelles ha conseguido distinguirse de los demás cronistas deportivos mediante el comentario de análisis. Su labor en las transmisiones de futbol es ser aquel que interviene en la narración cuando se presenta una calma o un tránsito sosegado de la pelota para dejar una observación, un apunte sobre la táctica, sobre posibles cambios estratégicos o de jugador, para apostillar ciertos comentarios o rememorar anécdotas pertinentes a la circunstancia del partido. «El cronista tiene que transmitir emoción, tiene que vivir intensamente el juego aunque el partido sea una porquería, tiene que vender el producto. El cronista es el que vende el producto y el comentarista es un complemento perfecto. Y lo es también el reportero, el que al mismo tiempo está informando qué está pasando en la cancha, cosas que no ve la gente y si ve el reportero». Él es el comentarista especializado por excelencia. Su principal lineamiento, además de prepararse constantemente y potenciar su capacidad narrativa, ha sido disfrutar su trabajo. Es un periodista que se enfoca en transmitir la información acompañada de las emociones que experimenta al ver lo que sucede en la cancha, inclusive a través de una columna en prensa escrita. Eduardo Trelles goza del futbol y de su labor sin importar el día o el momento. Como todos los que incursionan en este quehacer, ubica claramente quiénes fueron las voces que lo influenciaron, de los que se puede percibir rastro en su forma de abordar una transmisión. «Admiraba como cronista a Ángel Fernández, en su momento, era un modelo a seguir. Don Fernando Marcos que en ese momento de mi juventud, cuando entré a trabajar, era la gran figura como comentarista. Yo me fui por el ramo de comentarista y a lo largo de mi carrera le aprendí mucho a tres personas: mi padre, no solamente de futbol sino hábitos muy importantes; le aprendí mucho a don Ignacio Matus porque trabajé en el diario Esto un año y medio y me sentó en las bases del periodismo escrito; y en Televisa le aprendí a don Fernando Marcos que me trataba bastante bien, me tenía estimación por su relación con mi padre, con él aprendí a manejarme bien ante las cámaras. Básicamente en ellos encontré una influencia pero si hablamos de un estilo, creo, y espero no equivocarme, que el estilo fue propio, se me fue dando, no traté de imitar a nadie. De hecho, un buen consejo para todo aquel que intenta trabajar en medios de comunicación es no tratar de imitar a alguien porque a la larga el mayor valor que puedes alcanzar es tener tu estilo propio». “Más allá de pensar en cuánto vas a ganar, es qué tanto te gusta lo que hagas, porque en la vida no importa a qué te dedicas, todo termina por ser una rutina. Todo. Lo importante radica en que esa rutina te guste, te llene y aunque sea rutinaria lo vas a disfrutar día con día.” Quizá porque su mismo padre fue técnico de futbol y futbolista, Trelles se abstiene de denostar demasiado o al menos de hacerlo con facilidad, ya sea a un técnico o jugador. Trata de ser objetivo y no sucumbir ante los temas extracancha. Su objetividad ha sido puesta a prueba por su mismo padre. Como comentarista cubrió partidos en los que Nacho Trelles participaba como técnico de algún equipo. Cuentan que éste acostumbraba a echar balones a la cancha para que el árbitro detuviera el partido y así interrumpir el ritmo del encuentro cuando un equipo rival parecía cobrar bríos. Eduardo Trelles no dudó en cuestionar la costumbre de su padre y comentó en aquel entonces que la actitud de don Ignacio le parecía antideportiva.

Se trata de un comentarista sensato y mesurado, entretenido y formativo, a veces polémico por sincero, pero nunca por insultar, nunca por estridente, nunca por prestarse a posturas alarmistas o tendenciosas, sino al contrario, siempre trata de ofrecer un contexto al espectador, de brindar información y destacar aquellos puntos dignos de ser mencionados que a veces escapan a la audiencia. Así es como Trelles se ha ganado un lugar en la crónica deportiva y como ofrece un valor agregado a la narración del futbol. Eduardo Trelles parece comprender cabalmente su papel como comunicador y la responsabilidad que ello conlleva: «Estar consciente y responsable del manejo del micrófono es fundamental. Es muy delicado el manejo de un micrófono, hay quien muestra capacidad y hay quien no y ahí se mantiene, es cosa de cada quien. Pero ser responsable de a cuánta gente te diriges y la influencia que tienes por lo que digas, lo vives día con día… ahí radica la importancia de saber qué dices, cómo lo dices y en qué momento lo dices». Aficionado del Cruz Azul, en la actualidad, el locutor, comentarista y cronista deportivo, tiene más de 40 años de vida profesional. Forma parte de Televisa Deportes y del canal TDN en programas como Súper Estadio y Futbol en Serio. Disfruta de su trabajo, de su libertad y de sus horarios poco convencionales. Disfruta de prepararse cada día y aprovecha sus tiempos libres.

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