GRANDES MAESTROS

FRANCISCO JAVIER GONZÁLEZ

HASTA LA FECHA, FRANCISCO JAVIER GONZÁLEZ LABORA EN DIVERSAS PLATAFORMAS DE TELEVISA DEPORTES, Y CONTINÚA EJERCIENDO EL PERIODISMO DEPORTIVO ÍNTEGRO QUE DESDE SIEMPRE LE HA CARACTERIZADO. «Yo iba a los estadios con una pequeña grabadora al lugar más lejano que se pudiera, donde no hubiera gente, y me ponía a narrar, particularmente en el Azteca y en CU. Me ponía a practicar y luego escuchaba la grabación en casetes una y otra vez, me corregía y a la siguiente lo volvía a hacer. Todo partido al que iba al estadio era para narrar lo que veía. Entonces cuando me llega la oportunidad de hacerlo profesionalmente ya estaba bastante preparado, ya tenía la soltura, el ritmo, la voz, la descripción necesaria para ello».

Desde muy joven, Francisco Javier González Chávez tenía un particular anhelo por dedicarse a la narración deportiva. Su afición al deporte surge a partir de la figura de Pelé. Como él lo cuenta, no fue su tío o su padre quienes lo llevaron al futbol, sino la magia de Pelé. Y así, embelesado por el juego del astro brasileño que maravilló a millones más, Francisco Javier tomó desde muy joven la decisión sobre su destino: ser comentarista deportivo.

«Me dedico a la crónica deportiva yo creo que por algún designio, no sé si divino, no sé si me alcance para tanto. Inicialmente el futbol no me gustaba, era muy pequeño cuando pasó el Mundial de 1970, y vi jugar a Pelé y vi jugar a Brasil y me enamoró el futbol. Ya no solté jamás esa inclinación a todo lo que oliera y supiera a futbol. Me hice muy, muy aficionado. Después, por una coincidencia, escuchaba todos los domingos un programa de radio de Chucho Domínguez. Un tío, que nos visitaba muy seguido los domingos, se dio cuenta de que cada vez que iba me encontraba haciendo eso y me preguntó: —Oye ¿por qué lo escuchas? —Me encanta, me gusta—. Resultó que era su amigo, entonces me recomendó y entré a trabajar a la radio a los 14 años de edad. A trabajar, a ayudar, a contar cables, a conseguir información, etcétera. Y de ahí para el real, jamás he dejado de trabajar en esto. Inclusive habiendo estudiado otra carrera, estudié Contaduría Pública, pero siempre dedicado a los deportes desde los 14 años»....

Comentando el fútbol con Chucho Domínguez, fue el espacio que le permitió a Francisco Javier profesionalizar su aprendizaje. Desde sus primeras experiencias y poco a poco, comenzó a desenvolverse en la que sin saberlo, sería su labor vital. A sus 14 años inició un andar que le ha dejado infinitas y gratificantes experiencias. Su aprendizaje se fue dando de manera paulatina e integral a lado de un hombre que ha dedicado su vida a los medios y que ha formado a otros grandes comunicadores como Gerardo Peña y Fernando Schwartz.

«No entro inmediatamente a tomar el micrófono, me van llevando muy bien y, en algunos meses, empiezo a leer una sección muy pequeñita. Leída. Odiaba mi voz, odiaba mi lectura, no me gustaba nada y creo que eso nos pasa en general a todos. Cuando te escuchas, sobre todo los primeros años, es muy raro escuchar tu propia voz sin emitirla, sino desde fuera. Me ponía muy nervioso, te diría que hasta la fecha si no sientes ciertos nervios antes de abrir una transmisión o un programa es que algo perdiste, se sigue sintiendo esa responsabilidad. Claro que la experiencia, el manejo de cámara, de voz, de micrófono, el dominio de las fuentes, las herramientas que vas obteniendo a través de tu carrera, ¡hombre!, te lo hacen mucho más sencillo, por supuesto que sí, pero las primeras veces eran de ponerme nerviosísimo».

Aunque llegó al futbol como aficionado, Francisco Javier González entendió muy pronto la esencia del quehacer periodístico, él mismo hacía sus crónicas en máquina de escribir. Su trabajo se ha distinguido por hacer un periodismo deportivo formal, con preparación, porque como él dice: «no somos fans con lap top, no somos fans con micrófono, somos

profesionales de la comunicación». Ya sea como periodista deportivo o en su papel de directivo editorial se toma en serio el estudio de las transmisiones programadas: «El día en que no llego bien preparado a la transmisión me pongo muy nervioso, de repente el trabajo de escritorio te impide preparar a fondo alguna transmisión. Hoy tengo la posibilidad de decidir quién hace las transmisiones y te habré de decir que muchas veces cuando no siento que estoy bien preparado porque la semana no me lo permitió, me quito de esa transmisión».

Su primer narración en un partido de futbol se dio de manera inesperada durante un encuentro de segunda división en el que jugarían los míticos Osos Grises de Toluca por el título de la liguilla, un equipo efímero pero que quedaría en la memoria de los aficionados. El partido se transmitió por radio en la XSH de Toluca. Francisco Javier recurrió a todos esos ensayos que había realizado en el estadio, alejado en una butaca solitaria.

«Estaba estudiando en La Salle para Contador Público, entonces trabajaba en un despacho de contadores y, Chucho Domínguez me invita, justamente, a hacer cancha en un partido que se transmitía en XSH, estación pionera en Toluca. Le pidieron a Chucho que transmitiera el partido y que llevara un grupo de gente para ayudarle.

El partido era un miércoles. ¡No me daban permiso de ausentarme entre semana en el despacho! El caso es que, como pude, saqué el permiso y me fui a transmitir el partido. Yo haciendo cancha, feliz. De repente el Rápido Esquivel, que estaba narrando con Chucho Domínguez dice: “Me han dicho que este joven González es muy bueno, vamos a ver si es cierto, ¡que nos narre un pedazo de este partido!” Y yo estando en cancha, que es un lugar incomodísimo para transmitir un partido porque no ves lo que está lejos de ti. A los 30 segundos de que tengo el micrófono me toca un gol. ¡El primer gol que narré en mi vida al aire! Total, que me dejaron un buen rato y yo estaba feliz, encantado. Me tocaron creo tres o cuatro goles, fue un partido de muchos goles. Esa experiencia la recuerdo de manera clarísima».

Hoy parece que quien cuenta el mejor chiste es el que gana y eso me parece que es una involución. Me hace ver que no aprendimos de los pioneros todo lo que teníamos que aprender.

Para Francisco Javier González, la narración de un gol es el momento más sublime de su labor como cronista, nunca deja de ser una feliz confluencia de eventos para él. «Son momentos muy afortunados porque te puedes dedicar a esto, pero que te toque a ti esa jugada crucial con el micrófono en la mano y con el uso de la palabra, ya no es únicamente que te dediques a eso, que te haya contratado la empresa, que te toque ese partido, sino ¡que te toque ese momento! Son momentos maravillosos que no se te olvidan».

Francisco Javier González tuvo su primer programa de radio cuando suplió a Carlos Albert y Raúl Orvañanos, que habían viajado a cubrir los Juegos Olímpicos de Moscú en 1980. Posteriormente fue contratado por Imevisión, a la postre TV Azteca. Ahí conocería a José Ramón Fernández, quien ha sido una fuerte influencia en su formación como periodista deportivo. Inició cubriendo cancha en los partidos de futbol, siendo corresponsal y luego formó parte del panel de Los Protagonistas, programa legendario de la televisión deportiva mexicana. Aquella experiencia fue muy valiosa para él por los compañeros con quienes pudo compartir micrófonos: José Ramón Fernández, Raúl Orvañanos, Carlos Albert, Antonio Moreno, Ciro Procuna, Pepe Espinosa, Enrique Garay, David Faitelson, entre otros.

Siempre fue un aficionado de la radio, de escuchar las transmisiones de partidos de futbol. Desde la infancia daba seguimiento a las grandes voces del deporte mexicano, dando rienda suelta a su imaginación y poniendo especial atención en el uso del lenguaje que los cronistas hacían. «Cuando era pequeño, estando en la primaria, uno de mis regalos más preciados fue un pequeño radio de transistores que me trajeron de Estados Unidos, era un Jaguar a escala, la llanta delantera derecha era el encendido y apagado y la otra era el dial para cambiar de estación. Los jueves en la noche había partido en el estadio Azteca y como a mí me mandaban a dormir temprano escondía el radio entre mis cobijas para escuchar la transmisión del partido. En ese entonces no había transmisión para televisión en todos los partidos y cuando yo los escuchaba por la radio me imaginaba cómo lo estaban haciendo en el estadio Azteca, en el palco de transmisiones. Además eran partidos que transmitían 12 o 15 voces diferentes y el gran slogan era, en la X y la W: “La transmisión con 15 voces que te llevan el futbol”».

En 2001 dejó TV Azteca y para 2005 asumió la vicepresidencia de contenidos en Estadio W. En 2009 participó en la formación de Televisa Deportes Network, un canal de televisión por cable dedicado a la transmisión de contenido deportivo de Televisa. Posteriormente ha ocupado diversos puestos en el grupo Televisa, tanto para su plataforma de paga TDN, como para sus canales abiertos. Su papel en dicha televisora ha sido clave para la recuperación de la audiencia que los programas deportivos de TV Azteca —creados y comandados en algún tiempo por José Ramón Fernández— y otras plataformas de televisión por cable habían ganado a Televisa.

Su función de directivo lo ha convertido en un estudioso del mercado de las transmisiones deportivas del país y en su andar ha podido ser testigo de la transformación de la figura del comentarista deportivo. Está convencido de que la especialización es la clave del éxito para los comentaristas de la actualidad. “Todólogos” es una palabra en la que no cree, pues tiene claro que no existe alguien que lo domine todo. Francisco Javier González es un conocedor de la comunicación deportiva actual, sus conocimientos se han forjado con décadas de labor y con toda una vida de escuchar las narraciones deportivas.

«En otras épocas, las narraciones de Ángel Fernández me tocaron totalmente épicas, maravillosas. Ángel Fernández era un gran artículo de mercadotecnia para el futbol. También, los que crecimos con él te aseguro que nos hicimos más aficionados gracias a él. O escuchar a José Ramón narrando, no era su principal virtud pero lo hacía muy bien, su mayor virtud es la opinión, es una muy fuerte, de gran personalidad, muy buena voz, muy agresiva, muy opositora, reflejaba ese mismo temperamento, esa misma personalidad. O el Perro Bermúdez con sus frases y sus apodos, etcétera.

»Cada quien tenía exactamente eso: un estilo que se estaba construyendo día a día con ciertas características de personalidad, de cultura y, por eso, había comentaristas épicos, otros dramáticos, otros expertos, otros ácidos, tenías muy claro el papel de cada uno de ellos. Hoy me parece también eso se ha difuminado un poquito. No son del todo claros los papeles de la gente que, por lo menos en la crónica deportiva, hoy está empezando una nueva etapa.

»Hoy ya no hay la narración que a todo mundo le encante, ya no hay la narración que todo mundo deteste. Hoy tienes que ajustarte mucho a cada inclinación, gusto, preferencia de cada una de las comunidades que consumen cada una de las plataformas. Es mucho más complejo. Es mucho más retador porque te tienes que poner en la cabeza de quien está recibiendo el mensaje pero al final estás haciendo periodismo en vivo, sobre todo cuando transmites un partido estás haciendo periodismo en vivo y, al mismo tiempo, estás dramatizando cosas, al mismo tiempo tienes un dominio visual de quién tiene la pelota y qué va a pasar y cómo se da la táctica. Son un montón de factores y entiendo que hoy se trivializan, dentro de que esto es un juego, un entretenimiento, se trivializan aún más las cosas».

Inicialmente el futbol no me gustaba, era muy pequeño cuando pasó el Mundial de 1970 y veo jugar a Pelé y veo jugar a Brasil y me enamoro del futbol. Ya no solté jamás esa inclinación a todo lo que oliera y supiera a futbol. Me hice muy, muy aficionado.

Como narrador deportivo pertenece a la estirpe de comentaristas que gustan del análisis, de la opinión mesurada, del sentido del humor irónico sin que llegue a ser ofensivo, de la reflexión y de aquellos que rehúyen de la espectacularidad en los comentarios y los juicios demasiado violentos y maniqueístas. Quizá por ello le parece que el lenguaje usado por los periodistas deportivos ha decrecido en su calidad y manejo.

«Más que el estilo, el uso del lenguaje hoy en día es fatal, a veces deleznable. Yo recuerdo cuando aquellos comentaristas pioneros, y más recientes también, utilizaron por primera vez un micrófono. Tenían mínimo su licencia de locutor y sacar la licencia de locutor era un via crucis. Eran cuatro tipos de exámenes: un escrito y tres orales. Había gente que la rebotaban tres, cuatro o cinco veces; se supone que el máximo era tres, pero algunos podían presentar una cuarta o quinta ocasión. Y eso quería decir que para que tú pudieras hablar frente a un micrófono tenías que saber la Ley Federal de Radio y Televisión, tenías que tener muy buena dicción, muy buena improvisación, muy buen lenguaje y cultura general. Una serie de características que el día de hoy con esta proliferación de medios no veo que exista.

»Hoy la licencia de locutor se obtiene con una carta del medio al que entraste como pasante. La mandas y se te autoriza, ya puedes trabajar en los medios. En épocas pasadas había una mayor selección de la gente que podía llegar a esto y tú escuchabas la forma de describir, la forma de emocionar, el uso del lenguaje, de metáforas, de sinécdoques, de todos los recursos gramaticales de que podías hacer uso y que enriquecían brutalmente una transmisión. Hoy parece que quien cuenta el mejor chiste es el que gana y eso me parece que es una involución. Me hace ver que no aprendimos de los pioneros todo lo que teníamos que aprender. Hoy se dicen groserías, albures, malas palabras, dobles sentidos y creo que se abusa de esos recursos, ahí me parece que es una falta de respeto a lo que nos enseñaron los que hicieron grande esta industria».

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