GRANDES MAESTROS

ENRIQUE “EL PERRO” BERMÚDEZ

ENRIQUE BERMÚDEZ DE LA SERNA ES UN CRONISTA DEPORTIVO QUE RECURRE CONSTANTEMENTE AL USO DE SOBRENOMBRES Y FRASES PINTORESCAS QUE ABREVAN Y HAN PASADO A FORMAR PARTE DE LA CULTURA POPULAR.

Conocido por su poderosa voz de bajo con la que realiza narraciones de futbol festivas, estrambóticas, Enrique Bermúdez de la Serna es un cronista deportivo que recurre constantemente al uso de sobrenombres y frases pintorescas que abrevan y han pasado a formar parte de la cultura popular. “Aficionados que viven la intensidad del futbol”, cada que inicia un partido; “donde las arañas tejen su nido”, cuando se presenta un gol al ángulo; “vamos, muchachos”, para animar a la Selección Nacional; “al rinconcito, papá”, ante un gol dirigido a la zona baja y esquinada de la portería; “cada uno agarra a su chambelán”, cuando hay un tiro a balón parado y los defensores marcan a los atacantes, asociándolo con el baile principal de la fiesta mexicana de quince años; “el gol, lo platicamos todos”; “tuya, mía, tenla, te la presto” o “la tenía, era suya y la dejó ir”, son solo algunas de las expresiones con las que colorea sus transmisiones y que lo convirtieron en uno de los narradores más populares en la historia reciente del cronismo deportivo mexicano.

«La primera que se me ocurrió fue el Tirititito, en un partido de Necaxa contra Morelia: Ivo Basay baja la pelota, la pone abajo, muy cerca, a seis metros del marco. Entonces levanté el pecho para aventar la voz desde el diafragma y gritar ¡gol!, pero le salió un “chorrito”, salió ¡Tirititito! Mi chavo, Vadhir, que ahora tiene 36 años y es comentarista, en ese entonces tenía 6 o 7 años y me dijo: “papá, le gustó a Juanito mi compañero, vuelve a decirlo”, luego “oye papá, que ya le gustó a Panchito, dilo en el siguiente partido”. Y lo seguí diciendo, diciendo, diciendo. ...

»Luego, tienes que la vida es dualidad, es binomio: hombre o mujer, bueno o malo, negro o blanco, amor u odio, entonces tenía que haber una dualidad del Tirititito. Un día estaba en Veracruz, tomando un torito de cacahuate, escuchando una orquesta que tocaba música veracruzana con un tamborsote que sonaba ¡PUM!, a cañonazo. Pregunté cómo se llamaba, me dijeron “es una Zambomba” y dije ¡Zambombazo! Así fueron surgiendo otras. En Televisa me empezaron a exigir sacar más frases porque mis colegas no tenían, entonces fui sacando muchísimas. Las que no me gritan en la calle, las quito y las que gritan las mantengo, ya pegaron. Y, bendito sea Dios, no por ego ni vanidad, pero no creo que haya en México otro narrador que tenga más frases que yo».

A mediados de los 70, antes de dedicarse a la narración deportiva, Enrique Bermúdez era locutor de un programa de rock en la estación Canal 58 de Guadalajara. En sus turnos al aire programaba música de los Beatles, los Rolling Stones, los Doors o Cream, bandas que sigue escuchando fervorosamente. Un día se enfermó un locutor de deportes del canal y el dueño le preguntó si conocía a alguien. «Le dije que yo podía hacerlo y me dio chance. Eso fue en octubre de 1976, ahí empecé a narrar deportes en radio. En marzo del 77 me llaman por teléfono Emilio Azcárraga y Fernando Diez Barroso, de Televisa, y me preguntan si quería trabajar ahí. Me acuerdo que fue un jueves, debuté el sábado siguiente en un partido del Atlas. Además tuve la gran suerte de que al año siguiente fui a mi primera Copa del Mundo, Argentina 1978».

Acaso la anécdota puede hacer pensar que la oportunidad en la comunicación deportiva se le dio de manera fortuita; la verdad es que contaba con una importante preparación previa, ya que como en otros casos entre los comunicadores deportivos, la locución y narración fueron para él oficios con los que convivió desde la infancia: «Soy hijo de locutor. Mi padre, que en paz descanse, fue Enrique Bermúdez Olvera, presidente de la Asociación Nacional de Locutores de México durante tres gestiones». El apodo de El Perro también lo heredó de su padre, a quien le decían así porque era gran amigo de muchas personas en el medio.

Trabajó en Televisa durante 36 años, convirtiéndose junto a Raúl Orvañanos, en uno de los narradores estelares de la empresa, durante los años noventa y los primeros años del siglo veintiuno. En este medio cubrió nueve Copas del Mundo: Argentina 1978, España 1982, México 1986, Italia 1990, Estados Unidos 1994, Francia 1998, Corea 2002, Alemania 2006 y Sudáfrica 2010; además de siete Copas Europeas de futbol; siete Copas América; tres Juegos Olímpicos, cuatro mundiales juveniles y cuatro Copas Confederaciones.

Narró entre otros deportes automovilismo y lucha libre, pero confiesa que ninguno lo satisface como el futbol: «Lo que más me gusta es narrar en Campeonatos Mundiales de futbol. Me hubiera fascinado narrar una final de Copa del Mundo con Ángel Fernández, que es el único ídolo que tengo en la narración. Narré con él en el Mundial de Argentina de 1978, después se fue a Imevisión. En Argentina tuve la oportunidad de estar con él codo a codo, de convivir con él, fue un tipazo que me dio unos consejos extraordinarios. Cuando era chavo, lo oía y soñaba con algún día narrar futbol. Cuando pude hacerlo junto a él fue un momento, ahora sí que versallesco, sensacional. Aunque mi padrino no es él, sino un enorme narrador, a quien le digo con todo cariño El Pelícano, Roberto Guerrero Ayala, de Guadalajara. Con él empecé a narrar en televisión».

Lo que más me gusta es narrar en Campeonatos Mundiales de futbol. Me hubiera fascinado narrar una final de Copa del Mundo con Ángel Fernández, que es el único ídolo que tengo en la narración. Narré con él en el Mundial de Argentina de 1978, hacerlo junto a él fue un momento, ahora sí que versallesco, sensacional.

Su carrera no ha estado exenta de polémica. Durante los años 90 y la primera parte de los 2000, protagonizó junto a sus compañeros de Televisa la famosa guerra por el rating contra el equipo de deportes de TV Azteca, que encabezaba José Ramón Fernández. Durante esos años de competencia por el auditorio y los anunciantes, se intercambiaban críticas y mofas al aire en los programas deportivos de cada televisora, llegaron incluso a presentarse encuentros agresivos en los pasillos y vestidores de los estadios, como el que protagonizaron Enrique y David Faitelson el 3 de mayo de 1997, al terminar el partido Guadalajara contra Toros Neza. El hecho ocurrió en el acceso a los vestidores del estadio Jalisco, cuando tras un reclamo de El Perro a Faitelson estuvieron a punto de llegar a los golpes. El reclamo era por supuestas burlas que el entonces corresponsal de TV Azteca había hecho sobre El Perro en un reportaje de color.

En años recientes esas rencillas han quedado olvidadas, incluso Enrique ha compartido emisiones especiales con David Faitelson, José Ramón Fernández, Raúl Orvañanos y André Marín, en las que han recordado estas y otras anécdotas. «Con la experiencia he comprendido que nosotros hacemos espectáculo, pero es mínimo lo que aportamos, el futbol lo dan los jugadores. Para hacerlo más claro, nosotros somos como ponerle orégano al menudo o picante a la torta ahogada, somos el sazón. Lo más importante del espectáculo son los futbolistas, nosotros somos parte importante en cuanto a que la gente se divierta, disfrute o que se aburra, pero nada más».

El último partido que narró en Televisa fue la final de vuelta del Apertura 2013, América contra León. Tras salir de la empresa en la que trabajó durante más de tres décadas, en 2014 firmó un contrato con la cadena estadounidense Univisión y se mudó a Miami para narrar los partidos de la Selección Nacional y de la Liga Mx, que transmite la televisora para el público mexicano radicado en Estados Unidos. Ahí narró su décima Copa del Mundo: Brasil 2014. «Soy aficionado del Atlas, pero antes que eso soy apasionado de la Selección Mexicana. Y tengo la bendición, le agradezco a Dios, que desde

1993 hasta la fecha, hasta el 2013 con Televisa y ahora con Univisión, he narrado los partidos de la Selección Nacional Mexicana».

En Estados Unidos ha tenido gran aceptación, no sólo entre el público mexicano, sino también entre los latinos de otros países que radican allá y también consumen futbol mexicano. «Ahora vivo en Miami, antes viví en México muchos años. Viví en Guadalajara veinte años, viajando cada fin de semana al DF a narrar y hacer programas como Acción. ¡Veinte años! Mis hijos crecían, pero los fines de semana no estaba con ellos ni con mi esposa. Es una carrera difícil, mucha gente dice: se van al Mundial, se la van a pasar “chirondongo”, pero es muy difícil. Trabajas, viajas como loco, es mucho trabajo, no es el cotorreo que la gente piensa. Pero igual me fascina, para mí es una bendición de Dios».

El 28 de mayo de 2018 volvió a narrar en Televisa, un partido amistoso de la Selección Nacional contra Gales, en su proceso de preparación para el Mundial de Rusia 2018. Para ese Mundial, como parte de una alianza con Univisión, El Perro formó parte nuevamente de las transmisiones estelares de la televisora mexicana, junto al narrador chileno Luis Omar Tapia.

«Hay ratings que miden muchas empresas, pero para mí el mejor rating y el de mayor credibilidad es el de la calle. Ando mucho en la calle, en aeropuertos, y la gente me pide fotografías y autógrafos. No lo digo por ego ni por vanidad, sino porque siento que les gusta mi chamba. Es una maravilla que vayas corriendo en la calle y te griten: ¡Tiritititito! o ¡Zambombazo!, o que vaya a ver un partido llanero y griten mis frases, es extraordinario, es algo que da mucho orgullo. El hecho de que me siga un niño sigue siendo para mí una gran paz espiritual. Como dice Gibran Jalil Gibran: “Bienaventurados aquellos que aman su trabajo y se entregan a él segundo a segundo, minuto a minuto, hora a hora, porque serán hombres que descubran uno de los secretos más profundos de la naturaleza: saber quiénes son, de dónde vienen y a dónde van”. Yo, a través del futbol, estoy muy cerca de saber quién soy. Es alegría, es felicidad, es chamba. Y me pagan, no mucho pero me pagan».

CRÓNICAS DEPORTIVAS

FOTOS

VIDEO

SUSCRÍBETE A NUESTRO NEWSLETTER

Mantente actualizado y recibe las últimas noticias sobre Voces del Deporte Mexicano