GRANDES MAESTROS

ROBERTO GUERRERO AYALA

ROBERTO GUERRERO HACE UNA CRÓNICA HABLADA PERO VIGOROSA, CON CADENCIA, SIN CAER EN SENSACIONALISMOS, NI PROVOCAR UNA FALSA EXCITACIÓN EN CADA JUGADA DEL PARTIDO.

Todo empieza por la voz. Así se reconoce a Roberto Guerrero Ayala. Basta oír una narración suya para recordar que forma parte del sonido de fondo anidado en la memoria de los domingos de quienes han sido aficionados al futbol en los últimos cincuenta años. Y es que no hay quien le haya escuchado, aunque fuese muchos años atrás, que no le reconozca nuevamente, quien se refiera a él, quien le recuerde, que lo haga sin referirse a su voz privilegiada, como mandada a hacer para las transmisiones deportivas. «En la Ciudad de México me ha pasado que voy en un taxi y me preguntan “¿Oiga usted no es el que narra el futbol en Guadalajara?”, por la pura voz».

Sus inicios también lo atestiguan, estaba hecho para ser escuchado. Estudiaba Contaduría y a eso se dedicó durante una parte de su juventud. La profesión lo llevó a trabajar como auxiliar contable en una estación de radio local de Zamora, Michoacán....

“L L E V A L A P E L O T A POR L A P A R C E L A I Z Q U I E R D A”

«En la estación había una persona que narraba el futbol amateur. Me gustaba ver sus transmisiones porque siempre me ha gustado el futbol, por ahí de repente empecé a comentar. En una ocasión se accidentó esa persona y el director de la empresa me pidió que hiciera la transmisión por emergencia. Fue un domingo 18 de febrero de 1951, jugaba Zamora frente a Irapuato, en la primera temporada de segunda división. Lo hice y salió fatal, al extremo de que los patrocinadores protestaron airadamente. A los quince días el locutor deportivo seguía mal y me dijeron que si repetía y pues dije que sí. Me preparé, me entró la espinita y ya con más acuciosidad hice mi siguiente partido y a los quince días uno más. Luego regresó el locutor, pero la sorpresa fue que los patrocinadores pedían que el que estaba antes siguiera narrando. Hasta la amistad perdí con él. Me seguí. Así es de que fue una situación meramente circunstancial, que me marcó el camino. Dejé mis estudios, había fallecido mi padre y tenía a mi madre y una hermana menor, entonces dije: “Vamos a atenderlos”».

Roberto tenía quince años cuando narró por primera vez en la radio local en Zamora. Tres partidos le bastaron para ganarse la preferencia del público y para enemistarse con el locutor Raúl Ochoa, quien era el narrador del que habla en la anécdota anterior y que se sintió traicionado y humillado por el joven aprendiz de contador. Desde entonces, Roberto Guerrero ha narrado futbol, han pasado ya más de sesenta años en los que ha presenciado miles de partidos, desde casi todos los estadios imaginables del mundo en sus catorce Copas del Mundo de futbol cubiertas.

Su primera Copa del mundo llegó súbitamente: Inglaterra 1966, que fue la primera Copa Mundial televisada en vivo vía satélite para México. En 1966 Telesistema Mexicano lanzó una convocatoria para narradores y don Roberto, que ya acumulaba algunos años de experiencia en radio, decidió participar. «Después me enteré de que entre 119 participantes me designaron ganador y el premio fue ir al Mundial de Inglaterra, 1966. Para mí era un sueño irrealizable, jamás me figuré en un Mundial, siempre futbol en mi tierra nada más. Un Mundial era una fantasía».

El concurso había estado en el desarrollo de su vida a manera de bendición, pero hubo que ponerse a la altura de las circunstancias. Apenas ingresó tuvo que codearse con los grandes de la profesión, con cronistas deportivos consolidados:

«Voy a contarles una anécdota. Cuando el equipo de mi tierra subió a la Primera División, yo desarrollaba un programa de radio que se transmitía los sábados en una estación local, previo al partido del domingo, desde el hotel de concentración del equipo visitante, me permitían hacer un programa de una hora, a la hora de la cena, donde entre otras cosas entrevistaba a los jugadores.

»En una ocasión llegó el Toluca a jugar a la ciudad. Lo dirigía Fernando Marcos. En ese tiempo yo no conocía su nombre realmente, no sabía su trayectoria. Si era cineasta o licenciado yo no sabía, sólo sabía que dirigía al Toluca y nada más. Hice el programa y terminé entrevistándolo. Estoy hablando de 1958. Al terminar el programa yo estaba en la puerta del hotel, cuando sale don Fernando, se me queda viendo y me dice “¿Qué edad tiene?”. Tantos años, don Fernando, respondí. “Usted va a llegar lejos en esta profesión”, dijo por último. La verdad no tomé en cuenta sus palabras porque no lo conocía, no sabía quién era él, estaba en esto un poquito a la aventura. El futbol no había trascendido como ahora, en ese tiempo era un deporte, ahora es una necesidad social.

»Pasaron ocho años. En 1966 fui a hacer mi primer Mundial en Inglaterra, ahí me tocó viajar con un figurón de la televisión en este tiempo: Paco Malgesto, quien viajaba con sus dos hijos: Marcela y Paquito. Después sería mi compadre. En ese mismo vuelo iba Toño Andere. Cuando llegamos a la casa donde nos hospedaríamos, estaba don Fernando en la puerta. Saludó a Paco, a sus hijos, a Toño y a mí se me queda viendo y me dice: —¿Se acuerda lo que le dije un día en Zamora—. ¡Me quedé pasmado! —Sí, señor. —Ya llegó, pero el chiste no es llegar sino mantenerse. Yo lo voy a ayudar—. ¡Qué memoria de ese hombre!»

Don Roberto guarda un recuerdo imperecedero de su mentor y oráculo, Fernando Marcos. Recuerda que durante ese mundial y en sus años de formación, siempre se preocupó por hacerlo un mejor cronista, realizándole preguntas sobre los partidos que iba a narrar y compartiendo información con él para que pudiera utilizarla, siempre recordando la necesidad de estudiar. Atesora recuerdos de esa época, en la que le tocó compartir con verdaderas leyendas del oficio. «Paco Malgesto, figurón de la televisión, no sólo en el futbol, en el espectáculo. Lalo Orvañanos, figurón del beisbol. El Rápido Óscar Esquivel, Toño Andere y Fernando Marcos. Eran los monstruos de la televisión y yo, sacado de un pueblo, entre ellos».

En el Mundial de México 1970 compartió micrófonos con Ángel Fernández, otro cronista al que admira. También en el Mundial de Francia 1998. «Ángel Fernández y yo compartimos 22 partidos. Por esa idolatría que sentía, convivir con él para mí fue una bendición».

Cuando el Club Zamora logró el ascenso a la Primera División del futbol mexicano, Guerrero Ayala tuvo la proyección nacional que le daría un empujón a su carrera. Así le conocieron a nivel nacional, con sus narraciones de los partidos locales para las estaciones de radio XEZM y la XEGT. En la temporada 1959-1960 presenciaría, desde el palco de transmisiones, junto de su maestro Francisco Elizalde García, el descenso del equipo zamorano, luego de una época dorada para el club. Su maestro lo instruyó en el lenguaje y le enseñó el aprecio por las palabras:

«Tuve un maestro en primaria y me hizo locutor, te estoy hablando de un gran poeta mundialmente conocido, el maestro Francisco Elizalde García, él era miembro de la Real Academia de la Lengua Mexicana, era muy cuidadoso. Yo llegaba de Guadalajara, de transmitir un partido, y me llamaba: —Dijiste esto, ¿por qué? —Por esto y por esto, maestro—. Él me enseñó mucho del lenguaje y ahora veo que desafortunadamente lo descuidamos de una manera tremebunda».

Con el tiempo alternaría residencia entre Zamora y Guadalajara para trabajar en el Canal 4 de televisión en Jalisco y en Radio Canal 58, luego en Estéreo Latina y, ya consagrado, ingresaría a XEW de Televisa Radio, lo que lo llevó a trabajar en la televisión con esta empresa y, posteriormente, en los últimos años, en Radiorama, así como en Canal 44 de la Universidad de Guadalajara y Radio Fórmula, donde colabora con Heriberto Murrieta.

Aunque se le conoce ampliamente por las transmisiones televisivas, Roberto Guerrero tiene preferencia por la radio. «Me gusta más, me parece más trascendente, llega más a la gente y te pueden identificar por la voz». La radio según ha contado, es un medio de comunicación que permite un vínculo mayor con la audiencia, en cambio con la televisión «eres conocido por todo el mundo y te tienes que mantener bien porque si no son fijados, la gente te ve, te pide un autógrafo, una fotografía, es un alto nivel de simulación para la profesión que estás desarrollando y se acaba la intimidad».

Desde 1975 radica en Guadalajara, Jalisco, donde transmitió por muchos años para Televisa los partidos de las Chivas de Guadalajara y del Atlas, equipo del que es aficionado recalcitrante. A pesar de ello, uno de sus orgullos es que la afición de las Chivas le reconoce y le estima. También ha narrado partidos para los equipos de Monterrey, para el León, Morelia, Veracruz, Puebla, Torreón, Irapuato, Querétaro, Tampico y muchos otros con el estilo que le caracteriza.

Roberto Guerrero hace una crónica hablada pero vigorosa, con cadencia, sin caer en sensacionalismos, ni provocar una falsa excitación en cada jugada del partido. Su forma de narrar se da mejor sin simulaciones, con uso de un lenguaje nutrido pero sin que llegue a la pedantería, de ahí sus frases: “Lleva la pelota por la parcela izquierda”, “despeja la de gajos”, “avanza por la pradera”. Su respeto por el buen uso de nuestro idioma es mucho y aconseja a quien desee dedicarse a la crónica deportiva, que se adentre en el manejo del mismo, así como profundizar en los conceptos técnicos del deporte.

«Mochamos nuestro lenguaje y hay que recordar que después del chino el castellano es el lenguaje con más palabras del mundo. ¿Por qué lo vamos a “acorrientar”? Hoy el vocablo “impresionante”, ¡ay Dios mío! Hay un librito que se llama Diccionario de sinónimos y antónimos, vale 60 pesos. Le recomiendo a todos mis colegas que lo compren, es formidable. No todo es la palabra “impresionante”.»

Un día un colega me dijo en la cancha: —El estadio Jalisco con un llene impresionante, don Roberto. —A mí no me impresiona porque lo he visto lleno muchas veces, contesté. Vaya otro vicio: “Hay un llene total”. ¡Si falta un espectador ya no es llene! »

Hemos descuidado nuestro lenguaje desafortunadamente y aquí voy a traer algo que vale la pena mencionar: antaño, quien quería ser locutor se sentaba a hacer un examen de la Secretaría Audiovisual de Comunicación. Recuerdo que estuve de contrabando 3 años en esto de la locución y luego ya me preparé para hacer mi examen. Era tan duro que cuando fui éramos como 32 y nada más pasamos cuatro, entonces a los 30 días te daban otra oportunidad y si no a los 30 días otra y si no adiós. Hoy simplemente llegas con una carta de la empresa que te manda trabajo y ya eres locutor. Ya no hay preparación, no hay la exigencia de que llegues, nada».

Sobre la preparación del cronista deportivo reclama que en el presente hay mucha improvisación, y cierta irresponsabilidad al hablar frente a un micrófono y agrega: «Cuando me inicié en esto, si querías información de un Mundial tenías que ir a una hemeroteca o biblioteca y pasarte horas y horas buscando, encontrando, haciendo anotaciones».

Hay un librito que se llama Diccionario de sinónimos y antónimos, vale 60 pesos. Le recomiendo a todos mis colegas que lo compren, es formidable. No todo es la palabra “impresionante”.

Su afición por los toros y un sueño de infancia de llegar a ser torero, lo llevó a comentar algunas corridas, al lado de Paco Malgesto. Para Roberto Guerrero, «Pepe Alameda fue el maestro de los toros. También agregaría a Heriberto Murrieta, con quien trabajé hace muchos años y que es un gran amigo mío».

Sin embargo, el futbol es el deporte que le ha dado todo: desde transmitir por primera vez un Campeonato Mundial de futbol Femenil en 1971, al lado de su gran amigo Paco Malgesto y Cristina Rubiales —hija de Malgesto—, hasta comentar partidos al lado de Pelé en Sevilla, pues el jugador fue contratado por Televisa para participar en las transmisiones del Mundial de España 1982. «Vi jugar a Lev Yashin La Araña Negra, el mejor portero de todos los tiempos, el único portero ganador de un Balón de Oro que siempre se los dan a los goleadores», atestigua Guerrero Ayala.

Don Roberto se ha erigido como un periodista deportivo completo, pues domina la radio, la televisión y la prensa escrita, medios en los que ha entrevistado a personajes de todo tipo. Él mismo se describe como un hombre bendecido por trabajar en lo que le gusta, con tres aficiones manifiestas e inamovibles: los toros, el futbol y la música.

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