VOCES DE AYER

FERNANDO LUENGAS

FERNANDO LUENGAS ES RECORDADO POR LOS AFICIONADOS AL FUTBOL QUE DISFRUTARON, EN AQUELLOS AÑOS, DE SU MAGNÍFICO TIMBRE DE VOZ SEÑORIAL. DE SU NARRACIÓN PRECISA E IMPERTURBABLE.

Nunca en una cancha de futbol ha acontecido una hecatombe o se han presenciado cataclismos, pero si hubiesen sucedido Fernando Luengas los habría descrito con esa misma voz calmada que rara vez perdía, con esa elaboración de frases casi dulce y caballeresca con que relataba cada evento que se desarrollaba entre escuadras adversarias. “Con la misma voz que grito gol, le digo a mis hijas te quiero”, decía. Quienes lo escucharon narrar un partido de futbol seguramente estarán de acuerdo, poseía un estilo con cierta serena impasibilidad.

En 1972 durante un partido de la Liga Mexicana de futbol entre los equipos Atlante y Torreón, el árbitro cometió un grave error al anular incorrectamente un gol de Torreón, que debió ser válido por la ley de la ventaja, al mismo tiempo que expulsó a Gisleno Medina del Atlante por una falta menor cuando anteriormente le había permitido una conducta violenta sin haberle amonestado siquiera. Ambas escuadras se lanzaron contra el árbitro con fuertes reclamos, persiguieron a la autoridad de la cancha, y pronto comenzaron a agredirse entre ellos. Se desató una bronca completa. Como no amainaba el pleito, la policía ingresó a la cancha y Luengas dijo: “Ahora entra una nube azul, azul pintado de azul”, refiriéndose al color del uniforme policial, que en aquel entonces era de un tinte azul claro....

Resulta extraño para el espectador contemporáneo, acostumbrado a la estridencia y espectacularidad de las narraciones deportivas, remembrar aquella época en que los cronistas se apoyaban en figuras casi poéticas, en ideas de civilidad y reflexiones futbolísticas casi filosóficas. José Ramón Fernández recuerda que en aquella época “la televisión deportiva estaba dominada por antiguos cronistas radiofónicos; voces excelentes, dicción impecable, narración puntual y precisa. La fórmula era simple, un cronista, un animador y un locutor de comerciales”. Fernando Luengas era sin duda el cronista.

Sus inicios son algo oscuros de rastrear, pero se sabe que nació en tierras tamaulipecas y que emigró a la Ciudad de México con la ambición de convertirse en actor. Se le conoce participación en radionovelas, en las que trabajó con Arturo de Córdova y Pepe Gálvez. También es sabido que, al principio de su trabajo como locutor, participó en un programa llamado La voz de las huastecas.

Sin embargo, no sería hasta ya avanzada la década de los sesentas que iniciaría su carrera como narrador de futbol en la televisora Telesistema Mexicano, posteriormente Televisa. Desde ese momento, Luengas se convertiría en uno de los narradores más renombrados del futbol mexicano, alternando con otros tan insignes como Ángel Fernández, cuando en las tardes de domingo él narraba los primeros tiempos y Fernández el complementario. Partidos de la Selección Nacional, de la Liga Mexicana, de Copas Mundiales, Luengas los narró todos.

Marcó su vida como comentarista deportivo la aparentemente falsa atribución de una frase. Se cree suya aquella expresión que describe una riña entre equipos de futbol: “Se armó la cámara húngara”. Y de ello dan constancia escritores como Rafael Pérez Gay. Según esta creencia el narrador pudo haberse acordado de la pieza musical “Rapsodia húngara” del compositor Franz Liszt, debido a su ritmo frenético similar al de la bronca campal y haber luego compuesto la frase al calor de la transmisión. Sin embargo, se han hallado textos periodísticos de 1946, donde ya se utiliza la expresión en el argot deportivo en el mismo sentido en que la utilizaba Luengas (su carrera como narrador deportivo inicia en los 60). Es más, se han encontrado registros de la frase en otros países de América Latina, tales como Brasil y Cuba, anteriores aún a los de 1946 en México.

Sin importar lo anterior, lo cierto es que Luengas encantaba con su estilo casi lírico. Durante la final entre Cruz Azul y el Atlético Español, de la temporada 1973-1974, relató: “Brandón remata tocando el balón con el talón y Marín congela la opción sobre la misma raya de gol. Lance del Superman que impide la vulneración de su meta”. El escritor León Krauze expresa: “en materia de locutores, habrá quien sienta añoranza por la época mesurada de cronistas como Fernando Luengas, Fernando Marcos y don Ángel Fernández...”. El también escritor, García-Galiano, dice que a menudo se salía de los estadios porque los partidos eran aburridos y en cambio las narraciones de aquella época hacían que un juego malo pareciera bueno.

Fernando Luengas es recordado por los aficionados al futbol que disfrutaron, en aquellos años, de su magnífico timbre de voz señorial. De su narración precisa e imperturbable, al mismo tiempo que elegante y fácil de disfrutar. Pertenece a una generación de narradores deportivos que, mediante la relación engalanada de los hechos futbolísticos, establecieron la costumbre, ya tan arraigada, de sentarse ante el televisor a ver los partidos de la liga local los fines de semana, convirtieron con ello al futbol en parte esencial de los momentos de ocio hogareños.

Dicen que fue siempre profesional y que aconsejaba a los jóvenes narradores: “En esto no hay horarios, hay que estar siempre y a tiempo”. Justo así, profesional, ligado al futbol y a su narración, Fernando Luengas falleció el 2 de octubre de 1983, un día domingo en que horas antes había transmitido un partido en la ciudad de Toluca.

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