“!GOL, G O L A Z O , G O L A Z O, P O R T E N T O S O, B I E N B O N I T O , B I E N F A B R I C A D O !”

“Diego Armando Maradona que cambia la velocidad, va al pique al frente, tiene a Burruchaga, se mete al área, manda, se abre, se perfila al centro, tira... Gol, golazo, golazo, portentoso, bien bonito, bien fabricado, con una habilidad extraordinaria, con un dominio de pelota formidable, conservando el balón siempre pegado a los pies”.

Roberto Hernández Junior nació en Irapuato, Guanajuato, en enero de 1938; sin embargo, se hizo regio por adopción y fanático de los Tigres como religión; incluso algunos lo llamaban “El Tigre Mayor”. Si bien Roberto Hernández Junior hizo su aparición en los medios en su natal Irapuato para la XEWE, fue en Monterrey en donde su hito se comenzó a forjar. En 1960 comienza a colaborar para la cadena radial XERG con legendario programa Futbol al Día, el cual se volvió un referente en la vida deportiva de la capital neolonesa. Dicha emisión alcanzó más de 12 mil transmisiones.

Bajo el lema de “no mentir y no insultar”, don Rober hizo de la RG la estación de AM con mayor penetración y preponderancia en Monterrey. Con Futbol al Día Roberto Hernández contribuyó significativamente para que la gente viviera con pasión su afición por alguno de los equipos de la ciudad: Tigres y Monterrey. En su emisión radiofónica, Roberto Hernández compartió micrófonos con su hijo, el también comentarista Roberto Hernández Contreras. Una vez en una entrevista, don Rober expresaría la dicha que sentía de poder trabajar a lado de su hijo, se decía agradecido con Dios, se congratulaba de cada momento de discusión y debate durante cada emisión. Se alegraba de que aunque los ánimos se caldearan, podían salir juntos siendo tan unidos como siempre e ir a comer tacos.

Sin duda, Futbol al Día fue la marca de Roberto Hernández Junior. Gracias a dicha emisión, la RG se consolidó en la capital y abrió su espacio a nuevas disciplinas como beisbol, toros, futbol americano y automovilismo.

Como casi cualquier leyenda referente a la narración del futbol, Roberto Hernández fue un cronista siete veces mundialista. Las siete Copas del Mundo a las que don Rober asistió, fueron: Alemania 1974, Argentina 1978, México 1986, Italia 1990, Estados Unidos 1994, Corea-Japón 2002 y Alemania 2006. Es de su autoría la narración del gol del siglo en la Copa del Mundo de México 86; aquella vez que Maradona tomó el balón antes de media cancha y se dirigió a la portería dejando a los jugadores ingleses plantados en el camino: “Diego Armando Maradona que cambia la velocidad, va al pique al frente, tiene a Burruchaga, se mete al área, manda, se abre, se perfila al centro, tira... Gol, golazo, golazo, portentoso, bien bonito, bien fabricado, con una habilidad extraordinaria, con un dominio de pelota formidable, conservando el balón siempre pegado a los pies”, con estas palabras será recordado el gol más bello de la historia. En ese mismo encuentro, Argentina contra Inglaterra, don Rober también narraría “la mano de Dios”, el gol que Maradona anotó con la mano.

A pesar de haber narrado el gol de Diego Armando Maradona y de otras grandes figuras del futbol, don Rober comentó en 2017 que la narración que más le había gustado no era del astro argentino, tampoco alguna de André-Pierre Gignac en las finales de los Tigres; la narración propia con la que Roberto Hernández se sentía verdaderamente complacido había sido cuando gritó un gol de Freddy Rincón en un partido entre Colombia y Alemania en la Copa del Mundo de Italia 90. El legado de Roberto Hernández Junior también llegó a la televisión; con Televisa colaboró hasta 1990 y desde 1982 para Canal 12, que a la postre se convertiría en Multimedios Televisión, conduciendo la sección Comentario al día para diversos espacios de Telediario, la filial de noticias del grupo, que produce noticiarios matutinos, vespertinos y nocturnos. Futbol al Día se convirtió en la marca de don Rober, al pasar a ser también un programa televisivo de análisis y una columna de opinión en prensa escrita. Las anécdotas, el análisis, la polémica y su pasión por el futbol y los Tigres quedaron plasmados en los diarios La Afición y Milenio. Roberto Hernández Junior vivió 79 años y cada día de estos hizo lo mejor que sabía hacer: irle a los Tigres y disfrutar del futbol. A él le debemos el nombre de El Volcán al estadio de los Tigres. Además, es autor de algunos de los sobrenombres más populares dentro del balompié nacional: Gerónimo Patrulla Barbadillo, Jesús Charrito Arellano, Claudio El Diablo Núñez, Javier Pastor Lozano, La Bomba Rubén Ruiz Díaz y el del ya histórico André-Pierre El Bomboro Gignac. Fue el 3 de septiembre de 2017 cuando su hijo, Roberto Hernández Contreras, anunció la terrible noticia, su padre había muerto. “Con profundo dolor les informo que don Rober acaba de fallecer”, escribió en redes sociales. El día de su muerte el mundo del futbol se vistió de luto. En sus últimos meses, don Roberto Hernández Junior enfrentó problemas de salud, sin embargo, éstos no menguaron su tesón ni su ánimo. “Directiva, cuerpo técnico, jugadores y personal de Club Tigres se unen a la pena de la familia Hernández Contreras por la partida de nuestro gran amigo, cronista y parte de nuestra historia desde nuestras primeras glorias, DON ROBERTO HERNÁNDEZ JUNIOR. Su ausencia nos duele, pero su recuerdo, la pasión con la que hizo su trabajo y la garra que mostró siempre incondicionalmente serán siempre motivo de inspiración para quienes lo conocieron y para las generaciones por venir. Que todo el cariño de la afición incomparable lo acompañe siempre”, decía el comunicado oficial del club de sus amores. Al siguiente día de su muerte, la emisión Futbol al Día comenzó con la cámara haciendo un recorrido por el set mientras sonaba de fondo la banda sonora de la película Gladiador, su favorita. Don Rober fue vital para el periodismo deportivo de Nuevo León y en todo el país, su influencia ha permeado a generaciones de aficionados y de otros periodistas deportivos que estuvieron bajo su tutela.

Sin duda, su muerte fue una pérdida sensible que caló hondo en los corazones de la afición felina; de la cual don Rober ufanaba de ser la número uno en México.