VOCES DE SIEMPRE

ALFREDO DOMÍNGUEZ MURO

ALFREDO DOMÍNGUEZ MURO ES UN PERIODISTA CON TALENTO NATO PARA LA ENTREVISTA, DONDE HA SABIDO DESTACARSE, ENTREVISTANDO A VARIOS DE LOS GRANDES DEPORTISTAS DE LAS ÚLTIMAS DÉCADAS, ENTRE LOS QUE FIGURAN AYRTON SENA, PELÉ, MIKE TYSON Y UN SINFÍN MÁS.

Ser independiente tiene su precio, pero también se gana el doble de satisfacción por lo logrado y una autonomía que de otro modo sería imposible. Saber lograr esto es una de esas cosas que todos suponen podrían hacer, pero difícilmente logran. Siempre a su manera, Alfredo Domínguez Muro ha logrado navegar en los distintos y más importantes medios de comunicación nacionales sin reventar lanzas, pero sin aceptar las imposiciones ni aceptar la censura.

Y sin duda esto es parte principal de su prestigio profesional. Ha emprendido sus aventuras con innovación y valentía y con la conciencia de que, como él lo dice: “Quien no toma riesgos, no bebe champaña para festejar”. ...

El periodismo le llamó, lo atrajo desde un lugar laboral lejano. Había estudiado una carrera muy ajena, quizá por presiones familiares, como lo cuenta. Se deseaba que trabajara en la compañía de su padre. Domínguez Muro narra cómo se dio ese llamado, y en particular, cómo fue que llegó al comentario deportivo:

«Mis hijos me preguntan: ¿Por qué estudiaste Ingeniería Mecánica-Eléctrica y eres periodista? Yo a veces me hago esa pregunta, pero tengo bien ubicada la respuesta: mi vocación era el periodismo. En la escuela yo siempre era el que hablaba con los profesores, el que daba el discurso, participaba en concursos de oratoria, dirigí el periódico de la escuela mucho tiempo, siempre me gustó escribir. Para mí, el periodismo siempre debe tener un apellido, hay periodistas en finanzas, de notas generales, etcétera. El apellido que yo escogí fue el periodismo deportivo.

»Tuve quince años deliciosos con Jacobo Zabludovsky para hacer crítica política, una especie de caricatura de radio, fue extraordinario. Pero el deporte me llamó porque el deporte no lo puedes aprender. Tú puedes estudiar finanzas y si hace falta seguir estudiando. El deporte no lo puedes estudiar lo tienes que vivir o haberlo vivido. Y tampoco hay todólogos deportivos, hay dos, tres, quizá cuatro deportes en los que te puedas especializar. El periodismo me gustó, me llamó a la atención siempre.

Yo terminé de estudiar Ingeniería Mecánica- Eléctrica y, aunque no mucho tiempo, trabajé en Minatitlán, en Coatzacoalcos, en Nanchital, toda aquella zona petrolera en México. A esto (al periodismo) me fui metiendo a golpes, abriendo puertas. Hay un periodista (que todavía está vigente) que me invitó a escribir sus columnas. Yo las escribía, él les ponía su nombre y él cobraba; y el único que sabía que esas eran mis columnas era yo.

Me entrené así. Puede haber sido injusto de su parte, probablemente, porque no me dio nunca ni un refresco pero ahí yo aprendí.

Una vez inmerso, aunque fuera tangencialmente, en el mundo del periodismo, la ingeniería ya no fue suficiente. Participó en la revista Automundo Deportivo e intentó que se le abriera un espacio en la televisión infructuosamente. Cuenta que literalmente fue a tocar puertas sin que le prestaran atención. Después de ir aquí y allá, lo intenta con José Ramón Fernández en repetidas ocasiones, también sin éxito.

Se le ocurre entonces una treta de gran iniciativa, pero también algo riesgosa: proponerle al gobernador de Guerrero, a quien conocía, que le permita hacer un reportaje sobre una carrera de lanchas en el río Balsas. El reportaje podría llegar a la televisión por intercesión misma del gobernador. Logra convencerlo a pesar de las reticencias del funcionario, quien solicitó se le concediera una hora de televisión en Canal 13, de la entonces Imevisión, justo donde trabajaba José Ramón Fernández. Pudo haber salido mal y en vez de abrirle una puerta, cerrársele para siempre. El reportaje se transmitió sin pena ni gloria, pero llamó la atención del jefe de DeporTV, quien lo aceptó en el equipo provisionalmente, con el encargo de presentar cápsulas deportivas varias, sobre deportes poco cubiertos.

En DeporTV tiene la oportunidad de irse ganando un puesto en la planilla principal, y de acercarse y admirar a algunos de sus compañeros como Raúl Orvañanos:

«Me gusta mucho el estilo desenfadado de Raúl Orvañanos, con quien tengo una gran amistad. Él ya estaba cuando yo llegué, yo soy de la segunda generación digamos, de DeporTV. Entonces, trabajar con Raúl fue algo delicioso porque no competimos, no es un comentarista que te haga competir».

En su paso por Imevisión, cubrió mayormente eventos de automovilismo. Esta falta de espacio para crecer en otras áreas constituyó uno de sus principales motivos para dejar la televisora, no sin antes tener oportunidad de cubrir grandes eventos como lo Juegos Olímpicos de Los Ángeles en 1984, donde recuerda, se dio un episodio anecdótico:

«Narré la medalla de oro de Ernesto Canto y la de plata de Raúl González, en los Olímpicos de 84; yo no me esperaba narrar, José Ramón me mandó a narrar eso. Y al terminar, a entrevistarlos y a pelearnos con Televisa para ver quién se los llevaba al estudio, cuando no había celulares, eh. Al platicar se queda Televisa con Ernesto Canto y nos quedamos nosotros en Imevisión, Canal 13, con Raúl González. Raúl se sube al coche y le pregunto con toda inocencia: “¿Qué tal, México, medalla uno y dos?” Me dijo: “¡Hijo de su pinche madre! Por 25 metros que hubiera durado más la prueba yo le gano a ese desgraciado”... Me quedé asombrado, ¡Son dos mexicanos! ¡Medalla de oro y plata!, ¿no? Eso, vivir esas cosas es extraordinario, extraordinario».

En Imevisión, al lado de un gran equipo de comentaristas, se forjó en el oficio, aprendió a valorar la crónica deportiva, el periodismo y la disciplina que conlleva el ejercer la profesión a cabalidad. Alfredo Domínguez Muro, asegura, guarda gran respeto a José Ramón Fernández, después de todo en DeporTV recibió su primera oportunidad. Sin embargo las desavenencias entre ellos precipitaron su salida. De su parte acepta su carácter y se define:

«Crítico, muchas veces impulsivo. Me gana a veces mi temperamento, contra eso me peleo también de repente, ya le he bajado. Investigador nato, nato, siempre. Y creo en las segundas oportunidades pero en ese trabajo no son comunes».

De las lecciones aprendidas, se convirtió en un gran periodista con talento nato para la entrevista, donde ha sabido destacarse, entrevistando a varios de los grandes deportistas de las últimas décadas, entre los que figuran Ayrton Sena, Pelé, Mike Tyson y un sinfín más. En su amplia trayectoria, Domínguez Muro recuerda su entrevista a Tyson como icónica:

«Mike Tyson vino a México cuando Don King quería amistarse con Julio César Chávez otra vez. Estaba todo ordenado, estaba todo arreglado: Suite en el hotel María Isabel, allá en Reforma, Tyson dormido en la parte de arriba y abajo Heriberto Murrieta, Fernando Schwartz y yo (don José Sulaimán nos había dado ese privilegio). Se oyen gritos allá arriba, baja Tyson con dos guaruras de 3 metros por 3 metros y dice: “no TV, no TV ”. Imagínate que despiertas a Tyson para unas entrevistas de la siesta que tú quieras.

»Entonces, lo agarra Fernando Schwartz y dice: “Yo voy primero porque tengo que ir a editar”. Don King nos dio a los tres una tarjeta con las preguntas que debíamos hacer. Fernando las lee, se pasa de tiempo. Heriberto Murrieta tenía que llegar al noticiero de Jacobo Zabludovsky, circunstancias parecidas. Y cuando voy yo, Tyson dice: “no more”. Yo tenía al camarógrafo a un lado y al fotógrafo de Ovaciones del otro, me paró y le digo tira. Entonces agarré a Tyson del brazo y le dije: “¿qué opinas de los niños en el mundo jugando videojuegos, queriendo ser Mike Tyson?” Él se voltea y me dice: “oh, man!” y se sienta. Platicamos 15 minutos y no hice ni una de las preguntas que pedía Don King. Don King estaba furioso pero Tyson parecía contento. Ese fue un logro extraordinario. He tenido oportunidad de entrevistar a personajes extraordinarios, pero esa es icónica».

Comprende la relevancia del periodismo bien ejercido y se aleja de prácticas que le parecen dañinas. Le divierte la creación, la investigación, así lo cuenta:

«Yo creo que la parte más importante del periodismo es no perder nunca tu capacidad de asombro... Me divierte el periodismo, me divierte el estar en una comida o en un desayuno o en una reunión y de repente en ese momento me cae el duende —yo siempre digo así, el duende— y ya sé de qué va a ser mi columna que tengo que escribir ese mismo día. Parece como que me salgo de la reunión para pensar cómo se va a llamar la columna, de qué va a ser, qué va a decir, qué voy a poner... Me divierte la investigación, muchísimo. Divertir es meterte, no me divierte de burlarme. Me gusta la ironía, mucho, pero inteligente. Me gusta ser bromista y aguanto bromas. Soy optimista. Procuro no atacar a nadie pero siempre respondo. Me gusta respetar.

»Yo siempre procuro estudiar, casi nunca leo el teleprompter, cuando lo pido es solamente para tener algunos apoyos, para que no se me olviden algunos nombres clave o alguna cosa así. Entonces, cuando yo preparo una transmisión o algo, preparo mis notas de manera muy básica y unos 20 minutos antes de la transmisión (ahora que hay celulares) me pongo a ver el celular o hago otra cosa, platico o hago una broma, la cuestión es desconectarme un momento. Siempre digo que hay que comprometerse. Si no te comprometes no preparas. Incluso cuando estoy de vacaciones trato (aunque sea por encima), de mantenerme informado, no me borro, no me puedo borrar. Es decir, yo tomé la línea cuando empecé y no la he soltado. Siempre busco estar informado».

En cambio, ha aprendido a no aprovecharse de los micrófonos, a manejarse con decencia, a comprobar la información, a no caer en sensacionalismos que provocan la pérdida de credibilidad, y a no sobre explotar las oportunidades que ha tenido con tal de “sacar la nota”. Tuvo por ejemplo la entereza de no entrevistar a Ayrton Senna, cuando acababa de perder el campeonato por lo descorazonado que se encontraba el piloto. En esa ocasión pocos periodistas tuvieron acceso al astro del automovilismo, sin embargo Domínguez Muro prefirió darle una palabra de aliento y dejar que pasara el trago amargo. Irónicamente, ahí, en una entrevista no realizada, podemos encontrar al periodista de una pieza. Como tal, se declara enemigo de cierto tipo de periodismo:

«Tampoco podemos usar nuestra tribuna para dar nuestras opiniones políticas, pero sí tenemos el compromiso social. Eso para mí es definitivo. Yo tengo una bandera, que ahora dicen que es antigua, de hacer un periodismo de hechos, no de suposiciones. Ese periodismo es nefasto, el de especulación, y hoy se da mucho; o el que dices una cosa y luego, no te retractas pero haces como que no la dijiste; o el que vive de que falle el deporte mexicano; o el periodismo de paparazzi perseguidor. Yo crecí en la cultura de los charolazos, ¿te acuerdas? un cuate con una charola así dorada del periódico no sé qué, llegaba y se estacionaba en segunda fila, otro llegaba al aeropuerto y con una charola así lograba pasar. Yo nunca he sido así, a mí eso me parece una aberración. Para mí el periodismo surge de los hechos y nadie puede con los hechos».

Ante esa manera de ejercer la profesión era natural que otras oportunidades se abrieran para Domínguez Muro. Por invitación de la directiva de MVS, deciden crear el primer canal exclusivamente deportivo de la televisión mexicana:

Multideporte, bajo su dirección. Ahí, crean un concepto nuevo para la televisión mexicana. Se echa a andar el proyecto, con la colaboración de un equipo de periodistas que él conformó. Sin embargo, uno de los directivos de MVS decide que el proyecto ya no es viable por el modelo de financiamiento. Para Domínguez Muro se trató de una decisión incorrecta, pues había la posibilidad de buscar patrocinadores. El tiempo demostraría que tenía razón por doble parte, porque de aquellos años a la fecha se han creado canales deportivos para la televisión de paga, que han tenido éxito comercial; y también porque el financiamiento mediante patrocinadores o la venta de los contenidos producidos, hace viables sus proyectos actuales.

De aquellas primeras colaboraciones, recuerda con cariño especial su paso por el noticiero de radio de Jacobo Zabludovsky, y no hay entrevista que le hagan donde no quede patente lo mucho que le aprendió:

«Me gustaría compartirte una anécdota de Jacobo Zabludovsky, que para mí fue como un segundo padre y con quien compartí 15 años el micrófono: Un día, en grupo Radio Centro, en Radio Red, baja don Francisco Aguirre —uno de los dueños del Grupo— y le dice: “Jacobo, a las dos de la tarde Rosario Robles”... Entonces Jacobo se voltea y responde:

—Oye, Pancho, yo no pacté la entrevista con Rosario Robles. —Bueno, es que ya acordamos y nos designaron a Rosario Robles.

—Entonces, si acordaron ¿por qué no acordaste el Secretario de Gobernación? ése sí me gustaría.

—Nos dijeron que Rosario Robles—. Responde Pancho. —Pues Pancho, yo no sé cuánto tiempo invirtieron en esta entrevista —fueron las palabras de Jacobo—, pero yo no la voy a hacer.

»¡Claro! Se le pararon los pelos a Pancho Aguirre, que Pancho Aguirre es como, ¿qué te podría decir? Es un atropellador natural, pasa junto a ti y te puede empujar si él va para allá; y eso hizo, a mí me empujó así. Se sale Jacobo y me dice: “Te dejó el noticiero”, y me quedé a cargo un ratito. Regresa —“Ahora sí”— y sigue su noticiero como si nada hubiera pasado. Y ahí atrás del vidrio, el dueño del grupo echando madres, ¿no? Y Jacobo siguió con su noticiero como lo tenía. Al terminar, antes de que yo le dijera nada me dice:

—¿Qué aprendiste?

—Jacobo, si yo hubiera hecho el diez por ciento de lo que tú acabas de hacer, ¿ves esa ventana? La rompe y me tira de ahí, pero de cabeza— le dije.

—Estarás de acuerdo que yo tengo algunas cosas que tú no tienes.

—¡Muchas!

—No, hay una especial, soy más libre que tú.

—¿Cómo más libre Jacobo? Si tú estás aquí 5 horas y yo sólo llegó un poco antes del noticiero.

—La libertad es la capacidad de poder decir no.

»Ese era Jacobo y te digo que fue como mi segundo padre, le aprendí mucho a partir de esas pequeñas grandes cosas».

Vinieron después varias ocupaciones, algunas más duraderas que otras. También con Pedro Ferriz de Con, hizo una pareja memorable en la estación de radio StereoRey hasta que la relación entre ellos se desgastó. Fue el director de radio, televisión y comunicación para el Gran Premio de Fórmula 1 en México. Trabajó para periódico Reforma, Radio Fórmula y para Canal 40. Por aquellos años desarrolló el concepto, vigente hasta la fecha, de Palco Deportivo, donde él se manejaba como productor de sus propios contenidos. Esto le ha permitido gestionar su trabajo como periodista deportivo, de tal modo que tiene libertad de elegir los proyectos y eventos deportivos que habrá de cubrir.

Ha sido también Director de Deportes en Radio Centro y Director General de Deportes de Televisa (donde realizaba la sección de deportes para el noticiario de Joaquín López Dóriga y coordinaba la barra deportiva de la televisora), así como Director de Comunicación Social de la Federación Mexicana de Futbol. Actualmente labora en Canal 11, ADN40, EfektoTV y medios digitales como Reporte Índigo. Su columna se publica en varios de los más importantes diarios del país y cubre los eventos deportivos de mayor relevancia por propia cuenta.

Con un paso innovador en los medios de comunicación, reconoce que el cronista es importante, sin ser fundamental, ya que el espectáculo es el deporte mismo. La labor del narrador es generar emociones, pero hay que dejar al protagonista ser tal sin opacarlo. El deporte es efímero, pero hay que cubrirlo con objetividad y oficio:

«¿Sabes qué es tristísimo, pero al mismo tiempo es maravilloso? Así es el deporte: Tú puedes ver el partido de partidos, Nadal contra Djokovic, que se fue a 28-26; y acaba el partido y tú te enseñoreas, te vas a comer con tu familia y vas flotando porque viste ese juego, y yo ni siquiera le hago caso a la gente con la que estoy porque estoy pensando cómo voy a escribir. El martes eso ya no existe, el público ya está leyendo otros temas. Pero así es el deporte y en eso estamos metidos nosotros.

»Contra los hechos nadie puede, vuelvo a insistir. Entonces el reto para nosotros es estar un poco más adelante de los que creen que saben. Hay muchos que están detrás de las redes sociales esperando a que te tropieces y te lo avientan. Hay otros que están esperando que tú les digas en un momento crítico qué es lo que ocurre.

»Tienes que irte más a fondo, explicar qué es lo que deja esto o hacia dónde va. Pero no puedes repetir lo mismo que ya vimos todos, ya lo viste, ya lo disfrutaste. Pienso de esa manera. En una transmisión, a mí me gusta ponerme del lado del espectador porque como espectadores somos quizá hasta más críticos».

Con esa conciencia de observador y partícipe, de enlace y de comunicador, Alfredo Domínguez Muro ha cumplido con una carrera espléndida, pero sobre todo con una vocación verdadera que le llamó desde siempre. Así, también, sus días transcurren mientras escribe su columna y graba los comentarios que habrán de transmitirse en distintos medios.

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