VOCES DE SIEMPRE

EDUARDO CAMARENA

CON UNA NARRACIÓN PAUSADA Y CLARA, EDUARDO CAMARENA ES CAPAZ DE TRANSMITIR SU BUENA CULTURA SIN ASPAVIENTOS PARA QUIEN LO ESCUCHA Y PERTENECE A ESA ÍNDOLE DE COMENTARISTAS QUE PERMITEN QUE EL DEPORTE OCUPE LA PALESTRA.

Si Eduardo Camarena Reyes tuviera un récord boxístico, sería el de un campeón. Más de 500 peleas de título en su trayectoria como comentarista del box. Con esto puede hacerse una proyección del número de peleas totales en que ha llevado las hazañas del ring hasta los hogares: incontables. Miles los rounds que transmitió desde Canal 5, y en los que fue testigo de la evolución del deporte que ha sido su pasión, pasando por numerosos campeones de distintas divisiones y la consolidación del boxeo femenino.

Es difícil ganarse el respeto de los mexicanos cuando se trata de narrar una pelea de box. En México se sabe de box y como dice el propio Eduardo: “Es el deporte que mayor número de satisfacciones ha dejado a los mexicanos”. Con ese público exigente hay que convencer con méritos, sin artificios. Por fortuna para Camarena es conocedor, sabe de primera mano la vida del peleador, tanto en casa, como en el campo de entrenamiento y en el ring....

“UN PERIODISTA NO DEBE AUTOCENSURARSE, DEBE DECIR LO QUE PIENSA Y PENSAR LO QUE DICE”

Cuenta que ya en su casa de infancia, recibió las primeras lecciones, mientras veía las peleas de Rubén Olivares, Mantequilla Nápoles, El Alacrán Torres, Roberto Durán, “Sugar” Ray Leonard y Muhammad Alí:

«Crecí con el privilegio de tener en mi casa a maestros del deporte porque yo vengo de una familia de deportistas. Mi papá y dos de mis tíos fueron boxeadores profesionales e igual que los hermanos de mi mamá, muy futboleros. Entonces cuando yo veía las peleas de box, recibía clases sin darme cuenta de parte de mi papá, Lalo Camarena, mi tío Enrique Camarena y mi tío Miguel Camarena, que practicaban el deporte. Y en el futbol pasaba lo mismo, recibía clases gratis en mi casa».

Con esa instrucción, no le resulta difícil describir a un boxeador por sus características, ni predecir con claridad los distintos escenarios en que puede decantarse una pelea si sucede una u otra cosa. Ya sabe hacia dónde van las peleas. Es conocedor de la historia misma del boxeo y tiene al alcance de su memoria una biblioteca vasta en todo tipo de relatos boxísticos. Se puede hacer la prueba y él sabrá abundar en cualquier tema relacionado con el box.

Aprendió de los mejores, según su propio juicio: Antonio Andere y Sonny Alarcón. Primero como televidente y luego como compañero. De Andere aprende la seriedad, la cultura y a darle a la pelea la emoción que le corresponda, en lugar de querer transmitirle una emoción ajena o incluso la propia; y de Sonny la chispa, la improvisación:

«Soy muy privilegiado de haber trabajado con los mejores. Trabajé con Antonio Andere y con Jorge Sonny Alarcón, los mejores en boxeo. Ambos hicieron pareja formidable durante muchos años y Sonny siempre fue un cronista que podría narrar, por su simpatía, por la riqueza de su lenguaje y por su conocimiento, cualquier deporte. Tuve el privilegio también de trabajar con Jorge El Che Ventura, un periodista extraordinario. En esa lista pondría también a Juan Dosal y el haber compartido micrófonos con El Mago Septién en un programa que teníamos todos los días en la radio. Creo que eso es lo que me ha ayudado para formar una carrera sólida dentro del periodismo. He sido muy afortunado de tener muy buenos maestros».

También en el futbol ha dejado su huella. Ha narrado un sinfín de partidos de la liga mexicana y asistió a las Copas Mundiales de España 1982, México 1986, Italia 1990, USA 1994, Francia 1998, Corea-Japón 2002, Alemania 2006, Sudáfrica 2010 y Brasil 2014; participó en casi todos los programas de análisis futbolístico de la cadena Televisa, donde dejó de trabajar en 2019. Es una de las voces más reconocibles para los aficionados al futbol nacional. Con una narración pausada y clara, es capaz de transmitir su buena cultura sin aspavientos para quien lo escucha y pertenece a esa índole de comentaristas que permiten que el deporte ocupe la palestra. A pesar de haber sido deportista siempre, de vivir en una familia de deportistas, su facilidad para la expresión lo llevó por un camino distinto al que podría sugerir su crianza: «En la escuela tenía yo facilidad para escribir, para expresarme, gané concursos de oratoria, de poesía, en la Universidad, en la preparatoria, desde la secundaria. Cada vez que había que hacer alguna exposición, mis compañeros decían: “Que vaya Camarena, él puede expresar algo”.

»Me di cuenta muy pronto que tenía esa facilidad de expresión oral y me di cuenta también de que mi ortografía era impecable, de que mi sintaxis y mi redacción eran fáciles, no me costaba mucho trabajo, y que había que perfeccionarlas, adiestrarme en una escuela. Por eso estudié la carrera de periodismo, soy universitario, egresado de la Universidad Nacional Autónoma de México; puedo presumir que soy periodista de carrera. A diferencia de mucha gente que ejerce en el periodismo pero no lo aprendieron en el aula, yo tuve maestros formidables y decidí estudiar eso porque me gustaba, porque vi la facilidad de desarrollarlo y de hecho cuando estaba en el segundo año de la carrera empecé a trabajar, así que cuando terminé la carrera ya tenía experiencia y estoy en los medios desde 1980».

Su primer empleo se presentó en la estación de radio XEX 730, de Televisa Radio. Y fue ahí precisamente donde tuvo la fortuna de tomar un micrófono por primera vez, según él mismo cuenta: «Hasta la fecha me pongo nervioso. La ventaja es que controlo los nervios. Algún día me decía Jacobo Zabludovsky, con quien tuve también el privilegio de trabajar: “El día que no te pongas nervioso ya perdiste todo en el periodismo. Siempre hay que ponerse nervioso y superar el nerviosismo”. La primera vez nunca la voy a olvidar, fue en 1981, en noviembre: yo era redactor de la estación XEX, que era de puras noticias, desde las 6 de la mañana hasta las 12 de la noche. Fue la primera estación en México que transmitió puras noticias, empezaron en 1975.

»Recuerdo que esa vez el locutor al que le tocaba abrir el turno no llegó por enfermedad y habló diez minutos antes de la hora. Yo recibí la llamada y como era el encargado de redacción, escribía lo que él tenía que leer y al director de la empresa, Roberto Armendáriz —un gran locutor de muchos años y periodista formidable—, lo tuve que molestar por teléfono y le dije: “Don Roberto, no viene Marco Tulio, está enfermo, ¿qué hacemos?” Él simplemente me respondió: “¿No puedes entrar al aire?” Y yo, con mi ingenuidad y mis nervios de un chavo de diecinueve años, reparé que no tenía licencia y se lo comenté. “La licencia te la doy yo, no tienes problema, vas al aire y yo te relevo”, argumentó. Él vivía al sur y la estación estaba en Ayuntamiento 532, en el Centro Histórico, entonces en lo que se arregló y realizó el traslado, pasó una hora prácticamente. Debuté haciendo un palomazo, como decimos comúnmente, de 6 a 7 de la mañana. Y lo más significativo de ese primer día es que cuando llegó Armendáriz nada más me saludó, no me hizo ningún comentario, pasaron dos días, una semana, dos semanas y a la segunda semana me dijo: “¿Ya tienes tu licencia o no la tienes?” “No, señor”. “Sácala, a partir de ahora eres reportero, ya no vas a ser redactor”. Así fue mi debut en los micrófonos».

Tras su afortunado paso de redactor a reportero no tardaría mucho en ingresar a Televisa Deportes, en 1984. Su primera narración para una pelea de campeonato sería la que enfrentó a Julio César Chávez (a quien él considera el mejor boxeador que ha presenciado) y a Mario El Azabache Martínez, el 13 de septiembre de 1984. De esos primeros años, recuerda ser parte de grandes transmisiones, al lado de periodistas deportivos icónicos:

«Mis narraciones ideales las hice con Toño Andere y con Jorge Sonny Alarcón; algunas peleas de Julio César Chávez, del Finito López, todavía nos tocaron las de Mike Tyson. Ahí creo que tuve ese gran privilegio de narrar con los mejores, yo era el nuevo y siempre me cobijaron ellos, tuve un respaldo extraordinario de parte de los dos. En el futbol, también tuve el privilegio de trabajar con gente muy capaz, para mí el mejor, Gerardo Peña, su voz, su cultura, su emotividad, esa riqueza de su lenguaje; el mejor de todos con los que yo trabajé. También me tocó trabajar con Ángel Fernández, ambos comentando en el programa extraordinario El futbol y otras galaxias, donde tuve la oportunidad de compartir experiencias con aquel maravilloso comentarista».

Sabedor de su talento, pero también de que hay que recibir cierta gracia para consumar los dones que se poseen, se muestra siempre como una persona sencilla y directa, contenta con ejercer su profesión:

«Tengo la oportunidad de hacer lo que me gusta. Yo toda mi vida he jugado futbol, toda mi vida he practicado el box, vengo de familia boxística, entrené box, hasta la fecha le pego a la pera, al costal, hago ejercicio y me gusta lo que hago. He jugado tenis, he jugado frontón, basquetbol, no era yo malo, a pesar de mi estatura era bueno para el basquetbol… Soy muy deportivo, he practicado muchos deportes y tengo la fortuna de que narro los deportes que me gustan y que sé de qué se tratan, con la ventaja del oficio periodístico, el oficio de saber cómo es una crónica deportiva, cómo se hace una entrevista. Me siento un periodista de aula y por supuesto de la práctica».

En el periodismo ha sabido comprender lo necesario que es contar con una concentrada capacidad de observación que permita ver los detalles más allá de lo burdo. Es necesario comprender qué está uno presenciando, para así poder transmitirlo al público. Hay que hacer el trabajo extra: ir a gimnasios a platicar con entrenadores, con los peleadores y empaparse de la circunstancia del deporte que se ha de transmitir.

Con una carrera ejemplar que cuenta con casi cuarenta años de trayectoria, en los que ha sabido ejercer todas las aristas del periodismo deportivo, como comentarista, como entrevistador, como analista y narrador, sabe que posee una ventaja:

«Soy un obrero del periodismo deportivo y con la gran ventaja de ser muy trabajador, me gusta mucho trabajar, trabajo todos los días, trabajo todas las notas. Nunca me verán con las manos vacías, siempre traigo un libro o mis cuadernos donde tengo mi información. Por eso me considero un obrero, porque trabajo, trabajo y trabajo, esto me ha permitido construir una trayectoria, construir historias, construir mi carrera y tener afortunadamente un prestigio y una honestidad que muchas veces en este medio no todo mundo puede presumir. Donde me pare, la gente del deporte me respeta. Mucha gente no coincide con mis puntos de vista pero ningún directivo, futbolista, nadie puede decir: “Yo te di algo para que hablaras bien de mí o para que no dijeras alguna cosa”. Ese es mi gran orgullo, que puedo salir a la calle y estar en cualquier lugar, ese es el legado que le dejo a mi familia, a mis hijos, a mi mujer, porque yo voy con la frente en alto en cualquier lugar. He criticado a mucha gente, pero siempre en el más estricto plano profesional».

Considerado uno de los grandes expertos a nivel mundial sobre el boxeo, Camarena ha trabajado para diversos medios como MVS, Fox Sports, TDN y W Radio, donde ha desempeñado diversos cargos. En la actualidad labora para Adrenalina Radio. Su dominio del periodismo se nota en cómo presenta incluso una opinión. Sus comentarios son prolijos, acertados, informados, con oficio. En su carrera ha podido participar en todo tipo de transmisiones, desde basquetbol hasta comentar clavados al lado de Fernando Platas en las Olimpiadas, sin embargo siempre se ha abstenido de narrar cualquier deporte del que no posea un mínimo de conocimiento. Esto le ha ganado el reconocimiento de las audiencias y de sus pares. Así es como él mismo lo aprecia:

«Cuando alguien quiere saber algo, por ejemplo, del box, me preguntan ¿Qué opinas de tal o cual cosa? ¿Oye, estuvo bien esto o no? Cuando alguien quiere saber algo del futbol: ¿Oye, está bien que la liga haga esto? ¿Es correcto que haya tantos extranjeros en el futbol? Creo que soy privilegiado porque hay mucha gente que confía en mi opinión. Siempre he practicado la libertad de expresión. Trabajé muchos años en Televisa y nunca practiqué la autocensura y a mí, nunca me dieron línea de nada. Cuando alguna vez molestó algún comentario mío me hice responsable y si me quitaban de alguna transmisión sin avisarme, asumía las consecuencias, eso lo aprendí en la escuela: un periodista no debe autocensurarse, debe decir lo que piensa y pensar lo que dice. Y yo lo he ejercido desde 1980 a la fecha.

»Para mí esa es la mayor satisfacción porque creo que la gente se da cuenta y la gente intuye que lo que estabas expresando no es una orden, no es una línea periodística o no es una postura fingida para generar una polémica falsa. Cuando he generado polémica con compañeros, con algunos directivos, funcionarios del deporte, deportistas incluso, muchas veces el mismo deportista pasado el tiempo me lo reconoce y me dice: “Tenías razón”. Me pasó con algunos boxeadores que les decía yo: “Ya te tienes que retirar, te golpean mucho”. Me siento tranquilo con eso porque incluso con gente con la que he polemizado, siempre lo he hecho con respeto; yo nunca he dicho un insulto, nunca he descalificado con un calificativo grotesco, soez; con argumentos doy mis puntos de vista, para mí esa es la mejor satisfacción en mi carrera y lo que me ha ganado el reconocimiento del

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