VOCES DE SIEMPRE

MARCO TOLAMA

AMANTE DEL AUTOMOVILISMO, CONOCEDOR DE CADA UNO DE LOS VERICUETOS DEL MUNDO AUTOMOTRIZ, MARCO TOLAMA HA RESULTADO SER EL HOMBRE IDEAL PARA TRANSMITIR CARRERAS DE AUTOS, LOS GRANDES PREMIOS DE LA FÓRMULA 1.

Como piloto profesional, Marco Tolama era conocido como el Charro volador, pero era un piloto serio y dedicado, incluso llegó a incursionar en categorías de Estados Unidos, Canadá y algunas europeas. Sin embargo, como él mismo acepta, en el automovilismo el piloto es, la mayor parte de las ocasiones, quien carga con los gastos para subir de categoría. En su caso, no tuvo patrocinios o fueron insuficientes. Por lo que pronto se vio obligado a retirarse sin haber tenido la oportunidad de probarse en las mejores categorías.

Hay que situar el contexto en el que ocurrió su carrera; en esos años, durante la década de los setenta, el automovilismo pasó por una etapa de cierta decadencia en México, a diferencia de otras épocas, como las décadas más recientes en que se ha revitalizado la participación de pilotos nacionales en las grandes categorías del automovilismo y los patrocinadores nacionales han encontrado una oportunidad en el apoyo al deporte de la velocidad. Marco Tolama recuerda esa etapa de su vida con gran complacencia....

«Lo practiqué lo suficiente, corrí lo suficiente. Estoy satisfecho de lo que hice, adónde llegué, cómo llegué y también por qué no pude seguir; conozco perfectamente y acepto las razones, así que, en ese sentido, estoy satisfecho».

Aunque cuenta con numerosos aficionados, el automovilismo es un deporte que se ha transmitido intermitentemente en la televisión abierta. Actualmente, quienes lo siguen deben hacerlo a través de televisión de paga o en medios digitales. Quizá, al igual que muchos otros deportes, ha perdido espacios en la televisión como consecuencia de la tremenda popularidad del futbol, después de todo es el deporte que vende, con el que las televisoras tienen a los anunciantes más lucrativos. En cambio, la transmisión del automovilismo requiere que existan esas personas con un verdadero interés por promover otros deportes, por proveer una oferta amplia a los televidentes.

Cuando el grupo de periodistas comandado por José Ramón Fernández inició sus labores en Imevisión –luego Televisión Azteca– tenían la consigna de abrir el abanico de las transmisiones deportivas, de enriquecer la cultura deportiva de la audiencia. Con ello vinieron el futbol americano, el basquetbol y el automovilismo, entre otros. Pero se necesitaba la experiencia de personas en estos deportes, fue así como Marco Tolama fue reclutado a la televisión:

«Yo tuve la suerte de haber sido piloto bastantes años, nacional e internacionalmente, y la gran fortuna de que cuando decidí retirarme, por las razones que haya sido, tuve un llamado interesante por parte de José Ramón Fernández, que en ese momento estaba iniciando un proyecto de deportes para Canal 13 con la Fórmula 1. Habían tomado los derechos de las transmisiones y la idea era poner a un piloto en activo o que se acabara de retirar para que se integrara al equipo de comentaristas de base y con otros comentaristas, entre ellos, Alejandro Lara Licea.

»Me invitaron a un Gran Premio y terminando se me acercó José Ramón y me dijo que si podíamos desayunar al día siguiente. Desayunamos y me dijo: —Oye, me gustó como lo hiciste ¿Te gustaría unirte al equipo? —Bueno, le dije. —¿Qué estás haciendo? —Pues en las mañanas nada y en las tardes descanso—. Entonces me hizo el favor de llevarme a las transmisiones de la Fórmula 1 y pues ahí me quedé 25 años. Hice muchos Grandes Premios. Después Canal 13 se convirtió en TV Azteca. Prácticamente se tomaron todas las series mexicanas, la Fórmula 1, se hacía Nascar, en fin. Y pues a mí me tocó narrar muchas de esas carreras, pero de la mano estuvo el tema de acceder a DeporTV, que también fui muy afortunado en que se me abriera el espacio. Estuve también con ellos mucho tiempo y luego en Protagonistas».

Correr autos, comprender las relaciones entre velocidad, agarre, motor, dinámica y rendimiento ha sido la obsesión de su vida. Amante del automovilismo, conocedor de cada ha resultado ser el hombre ideal para transmitir carreras de autos, los grandes premios de la Fórmula 1. Su pasado como piloto profesional le dio esa experiencia muy particular que le convirtió en un narrador excepcional.

«Yo creo que el mejor especialista de un deporte es aquel que lo practicó o que lo vivió muy, muy, de cerca. Y afortunadamente por haber corrido, por haber tenido las experiencias que tuve, por haber tenido mi propio equipo, conozco las cuestiones técnicas, las cuestiones de cómo se manejan las carreras, cómo se hacen las estrategias, cómo se desarrollan, cuál es la relación con los mecánicos, con los directivos, inclusive con el público, con los aficionados. Todo eso es un paquetito que, si bien uno no sabe que lo tiene, que lo lleva como un bagaje profesional, pues cuando trabajas en la narración deportiva empieza a salir naturalmente. Así fue como se dio esto».

“El mejor especialista de un deporte es aquel que lo practicó o que lo vivió muy, muy, de cerca”.

La metamorfosis de piloto a comentarista deportivo tuvo sus complicaciones. Él no pertenecía a ese mundo ni poseía las tablas periodísticas para cubrir un evento, sin embargo salió avante. Marco Tolama recuerda esos primeros episodios en la televisión:

«Mi primera experiencia fue terrible. No pasó gran cosa porque finalmente José Ramón se acercó a mí y me invitó a seguir, pero me tocó compartir el estudio con Alejandro Lara Licea, con Alfredo Domínguez Muro y estaba con nosotros Rodolfo Sánchez Noya, que era el comentarista titular de automovilismo en Canal 13. En esa época se estaban empezando a utilizar los motores turbo y de repente Rodolfo me pasó una hoja en blanco y un lápiz y me dijo: “Explícanos más o menos cómo funciona un turbo”. La realidad es que cuando la cámara enfocó mi mano y el lápiz, estaba yo temblando porque realmente nunca había hecho nada de eso. En ese momento sentía yo lo intimidante de las cámaras; aunque no hay nadie más que los camarógrafos, sabe uno que está en la televisión y no había tenido la experiencia de esa manera.

»Había tenido una experiencia muy corta, muy efímera, en el Canal 8 de Televisa. Ahí tuvieron un programa que se llamaba Sábados Deportivos de Canal 8, dirigido por don Eduardo Orvañanos. A esa producción me invitó un buen amigo mío, Eugenio Dubernard —que estaba en Cablevisión—, a hacer el espacio de automovilismo. Sin embargo, hubo dos situaciones: una, que yo me tenía que regresar a Europa a seguir corriendo y, la otra, que hubo una redada de Gobernación para los que no tenían licencia de locutor y a muchos les impidieron seguir trabajando, entre ellos a mí. Después tuve la oportunidad de sacarla cuando costaba un poquito de trabajo, ahora cualquiera toma su microfonito y no tiene ningún problema.

»Viví esa experiencia previa pero realmente era hablar de lo que nos gustaba, de los personajes que nos gustaban, de los pilotos con los que yo competía y conocía o admiraba. Pero aquí sí ya la cosa era más seria, era la Fórmula 1. Pasó esa situación. Más adelante se fue Rodolfo, nos quedamos Alfredo, Alejandro y tu servidor y hay una cosa que sí tengo que reconocer: Alejandro a mí me ayudó muchísimo, aprendí muchísimo gracias a sus tablas, porque en el momento en el que yo me trababa un poco, entraba él pero inmediatamente al quite, entonces prácticamente nunca permitió que se notaran mis carencias. Ya después me fui soltando, tenía los conocimientos ya nada más era cuestión de presentarlos, analizar, narrar como con un poquito más de ritmo, en fin. Así fui mejorando, como todo, con la práctica, poco a poco y durante todos los años que lo pude hacer, que lo sigo haciendo».

A Marco Tolama, ser comentarista le ha dado la oportunidad de seguir de cerca el deporte que ha marcado su vida, ha podido transmitir numerosos campeonatos, numerosas carreras en que sucedieron verdaderas hazañas pero también lo ha marcado, particularmente un evento que fue trágico: «La muerte de Senna, que me tocó narrarla. Porque además siempre fui gran admirador de Ayrton. Entonces, híjole (se le corta la voz) … Ahí sí, ahí sí… Todavía… vibras».

Como narrador ha creado un estilo en que ha sabido combinar la emoción con la enseñanza, sin caer nunca en el sensacionalismo, ofreciendo siempre una crónica honesta y sensata, al mismo tiempo que entretenida, particularmente por su tendencia a enseñar con generosidad a la audiencia cada uno de sus conocimientos. En su opinión, la narración del automovilismo debe abstenerse de la vacuidad:

«Siempre me preocupé mucho por tratar de hacer lo que a mí me gustaría que hicieran conmigo, en el sentido de que quisiera saber qué es lo que está pasando en detalle. Entonces en ese momento tú te pones a pensar que si empiezas a enseñar a la gente, si les explicas bien, si eres ameno, si inclusive le sacas jugo a la carrera más aburrida del mundo, si detonas emociones en el público, entonces no nada más estás haciendo bien tu trabajo sino ayudas a que quien te está viendo se convierta en un mejor aficionado, que haya algunos que se sienten ante una televisión a ver una carrera y digan: “Ah caray, qué padre está esto” y se enganchen. Tengo la gran fortuna de encontrarme a personas que me dicen: “Por ti me convertí en aficionado a la Fórmula 1”. Entonces está cumplido el objetivo. Está cumplido mi trabajo.

“Si empiezas a enseñar a la gente, si les explicas bien, si eres ameno, si inclusive le sacas jugo a la carrera más aburrida del mundo, si detonas emociones en el público, entonces no nada más estás haciendo bien tu trabajo sino ayudas a que quien te está viendo se convierta en un mejor aficionado.”

»No se trata de nada más gritar, porque infortunadamente hay una situación que se vive en que el comentarista grita prácticamente y no te ofrece gran cosa de esencia. Hay deportes en los que se puede hacer eso porque hay momentos que lo permiten, pero en otros también está el tema del análisis y creo que es muy importante en la crónica. Y desde luego, narrando play by play, si la cosa se va poniendo buena pues también uno va in crescendo con el tono, con la emoción. A mí hay carreras que me emocionan muchísimo».

Esa disposición para entregarle a los televidentes una narración verdaderamente especializada, sin pretensiones ni arrogancias, sino con el único fin de enterar a fondo a quienes siguen sus comentarios de los pormenores relevantes del automovilismo, han hecho longeva la carrera de Marco Tolama como comentarista. Una carrera que le ha llenado de experiencias tan satisfactorias como memorables, momentos en que ha sabido transmitir su gusto acendrado por el automovilismo.

«Cuando hubo una carrera de Cart que fue la primera victoria de Pruett para una marca de neumáticos en el óvalo de Michigan fue la primera vez en mi vida que grité ante un micrófono, de la emoción que me dio el agarrón, el duelo final entre Scott Pruett y Al Unser Jr. en un óvalo rapidísimo, peligrosísimo, haciendo unas cosas maravillosas. Fueron unas últimas vueltas en que no creo que era yo el único que estaba gritando; estaba la cabina de los alemanes y la de los japoneses y estaban haciendo exactamente lo mismo porque era una cosa muy emocionante.

»Recuerdo también otra carrera en la que me sí emocioné muchísimo. Fue en Alemania, en el Lausitzring, en un agarrón extraordinario que se dieron Sébastien Bourdais y Mario Domínguez, nuestro piloto. Una carrera en la que vuelta tras vuelta estuvieron a punto de dejar ahí los dos el pellejo y ninguno de los dos soltaba el acelerador, iban por el pasto y hacia la barda. Fue una cosa increíble. Me hizo narrar con una intensidad que no era la normal en el ritmo de la crónica, de la narración».

Aunque actualmente es un experimentado en la materia reconoce que: «cuando empecé en esto pues no tenía ni idea, sin embargo le fui agarrando el gusto, no nada más el modo, sino también el gusto, me sentía yo muy bien, me sentía dentro de lo mío, no quedé lejos del automovilismo y finalmente fue algo que se convirtió en una carrera en sí, en una profesión, y la verdad es que estoy contento, satisfecho y lo disfruto enormidades».

“Tengo la gran fortuna de encontrarme a personas que me dicen: “Por ti me convertí en aficionado a la Fórmula 1. Entonces está cumplido el objetivo en ese sentido. Está cumplido mi trabajo.”

A la salida de José Ramón Fernández de TV Azteca, vino una migración de la mayor parte de sus colaboradores, entre ellos Marco Tolama. Desde entonces ha participado en diversos programas de radio como La Red Deportiva, Auto y Pista, Motores sobre ruedas, Deporteando; también en publicaciones como Reforma, El Norte, Ovaciones, entre otros. Ha editado y dirigido revistas especializadas en automovilismo y ha formado parte de transmisiones televisivas para TDN, Claro Sports y Motor Sport Latinoamérica. Después de tantos años transmitiendo la Formula 1, aún posee un sueño:

«Narrar un Gran Premio en el autódromo Hermanos Rodríguez de los años setenta, en su época anterior — porque ha sido modificado—, cuando tenía la espiral, la horquilla, cuando tenía la peraltada. Esa sería mi pista favorita por ser la de México. Me encantaría narrar una carrera con Murray Walker: pondría sobre la pista a esa combinación de pilotos de finales de los 70 y principios de los 80: Prost, Piquet, Mansell y Senna. Esos cuatro pilotos que hicieron cosas maravillosas en esa época».

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